Tuvalu: Fin de un Estado o comienzo de una nueva época

Por Arthur José Pavan Torres.

Magíster en Derecho por la Universidad Nove de Julho – Uninove (2019). Postgrado de Especialización en Derecho Público Global por la Universidad de Castilla-La Mancha, UCLM, España (2018). Especialista en Derechos de Difusos y Colectivos por la Escuela Superior del Ministerio Público de São Paulo – ESMPSP (2014). Especialista en Derecho y Procesal Civil por el Centro Universitário Salesiano – UNISAL (2010). Diplomado en Derecho por la Universidad Bandeirante de São Paulo (2003). Profesor de la Escuela Superior de Derecho OAB/SP, de la Facultad Monitor y de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP). Jefe de Oficina de la Junta de Educación del Estado de São Paulo (desde 2013).


Impartir clases es una provocación para la reflexión y este artículo nació de la lectura del siguiente artículo: Tuvalu: conoce el país que puede ser tragado por el mar y que intenta sobrevivir como nación digital.[1]

Tuvalu tiene una población estimada de poco más de 11.000 habitantes y es uno de los países más pequeños del mundo conformado por un conjunto de islas en el Océano Pacífico, lo que ha llamado la atención del mundo porque está en riesgo de desaparecer en los próximos años y su gobierno trata de mantener la soberanía digitalizando todo, desde la configuración geográfica del territorio hasta la cultura de la población. Fue aceptado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como estado miembro el 5 de septiembre de 2000.

La desaparición de este Estado está asociada al cambio climático en el Planeta Tierra -un tema de especial interés para la ONU en los últimos años- y esto ha llevado a sus gobernantes a buscar transformar a este pequeño Estado en la primera nación digital del mundo llevándolo al Metaverso, como una forma de garantizar su existencia.

«El cambio a lo digital se anunció a finales de 2022 y se está haciendo por etapas. El gobierno de Tuvalu está invirtiendo fuertemente en infraestructura y ya ofrece servicios públicos en línea como educación, atención médica y servicios gubernamentales. La idea es que un día se hagan las elecciones en el país digital de Tuvalu».[2]

Por esta razón, Tuvalu y Australia firmaron un tratado internacional con el objetivo de permitir que la población tuvalu migre al país vecino con garantía de vida, teniendo acceso a la educación, la salud y el ingreso básico australiano y el apoyo familiar a su llegada, manteniendo la ciudadanía original de ese pueblo, en caso de desaparición de las islas que forman el territorio original de ese país.[3]

Además de las cuestiones climáticas, que podrían llevar a la anunciada desaparición de Tuvalu, la salida dada para la continuidad de este pequeño país trae consigo una reflexión sobre los nuevos paradigmas de la Teoría General del Estado y del propio Derecho Internacional Público, en la medida en que clásicamente el Estado estaría constituido por tres elementos: pueblo, territorio y soberanía.

La propuesta de Tuvalu muestra que el territorio físico, en la contemporaneidad, puede ser considerado como un elemento fluido, sin el cual es posible que un Estado pueda seguir existiendo, al menos en el plano virtual, más precisamente en el llamado metaverso[4].

Por otro lado, en las últimas dos décadas, el concepto de soberanía se ha visto presionado por fenómenos que amenazan con socavar la capacidad de una multitud contenida en el Estado para gobernarse a sí misma, es decir, para controlar las principales condiciones de sus vidas. La porosidad de las fronteras estatales y el alcance e intensidad de las interacciones y movimientos transfronterizos de capital, personas, bienes, servicios, información, símbolos e ideas han generado patrones e instituciones sociales transnacionales que amplían la dimensión espacial de las relaciones sociales a través de las fronteras nacionales; En muchos sentidos, se ha globalizado.[5]

La Unión Europea es un buen ejemplo de ello, debido al efecto directo sobre los ciudadanos de los Estados miembros, la legislación de la UE y la legislación nacional donde los Estados miembros coexisten uno al lado del otro.[6]

Debido a que se basa en la capacidad de interactuar y compartir responsabilidades, necesita otras herramientas para lograr objetivos comunes. Los modos horizontales de fusión discreta de agentes parecen ser más prometedores. También en este caso, la construcción institucional de la UE puede servir como un ejemplo importante.[7]

Stephen Krasner[8] señala la existencia de cuatro tipos de soberanía: la soberanía nacional, tangente a la organización interna del Estado; la soberanía interdependiente, relativa a la regulación de los flujos de bienes, personas, contaminantes, enfermedades e ideas a través de las fronteras territoriales; la soberanía de Westfalia, relativo a la organización política basada en los principios de territorialidad y exclusión de actores externos capaces de influir en la autoridad interna; y la soberanía jurídica internacional, refiriéndose al reconocimiento del Estado como igual en el ámbito internacional.

Siguiendo con el tema de las personas, a pesar de su inevitable tangibilidad, tenemos que las interacciones en el metaverso tienen lugar entre los avatares de cada individuo.

Por lo tanto, lo que puede cohesionar al Estado es su finalidad, que para Bittar (2016) se concentra en la idea del bien común: «… El Estado no existe como un fin en sí mismo, sino como un medio para un fin. La finalidad de la acción del Estado es, propiamente, servir al interés público común y, por tanto, al deber de seguir guiándose por el Bien Común. Este concepto representa la síntesis de la forma correcta de ejercer el poder tal como se enuncia en la tradición aristotélica, y aquí hay que encontrar la razón de ser del Estado y la ejecución de las leyes por parte de las instituciones públicas existentes.[9]

En cualquier caso, se abren nuevas perspectivas para el surgimiento de nuevos Estados, como es el caso de aquellos pueblos que no encuentran apoyo territorial y soberano: los kurdos; o que tienen territorio y gente, pero enfrentan dificultades para asegurar la soberanía: los palestinos. He aquí nuevas reflexiones para este mundo cada vez más digital.


[1] PAULO, Paula Paiva. Tuvalu: conoce el país que puede ser tragado por el mar y que intenta sobrevivir como nación digital. 08/12/2023, en G1, actualizado hace 2 meses, 05:01 am. Disponible en: <https://g1.globo.com/meio-ambiente/noticia/2023/12/08/tuvalu-conheca-o-pais-que-pode-ser-engolido-pelo-mar-e-que-tenta-sobreviver-como-nacao-digital.ghtml>. Fecha de acceso: 13 feb. Año 2024.

[2] EXAMEN. Conoce a Tuvalu, el país que quiere digitalizarse para ‘escapar’ del calentamiento global Un conjunto de islas en el océano Pacífico se encuentra a tan solo cinco metros sobre el nivel del mar, y apuesta por el metaverso para tener su memoria eternizada. Disponible en: < https://exame.com/tecnologia/conheca-tuvalu-o-pais-que-quer-se-digitalizar-para-escapar-do-aquecimento-global/>. Fecha de acceso: 13 feb. Año 2024.

[3] GOBIERNO DE AUSTRALIA. Departamento de Relaciones Exteriores y Comercio. Unión Australia-Tuvalu Falepil. 2023. Disponible en: < https://www.dfat.gov.au/geo/tuvalu/australia-tuvalu-falepili-union-treaty>. Fecha de acceso: 13 feb. Año 2024.

[4] El metaverso es una especie de nueva capa de realidad que integra los mundos real y virtual. En la práctica, se trata de un entorno virtual inmersivo construido a través de diversas tecnologías, como la Realidad Virtual, la Realidad Aumentada y los hologramas. Disponible en: https://www.infomoney.com.br/guias/metaverso/. Fecha de consulta: 26 mar. Año 2024.

[5] PREUSS, Ulrich K. Desconectando las Constituciones de la Estatalidad: ¿Es el Constitucionalismo Global un Concepto Viable? Artículo en El crepúsculo del constitucionalismo? Editado por Petra Dobner y Martin Loughlin. Oxford: Oxford University Press. 2010, p. 37.

[6] Ibíd., pág. 38.

[7] Ibíd., pág. 39.

[8] Stephen Krasner. Sobernedad: Hipocresía organizada. En: Henry Steiner y Philip Alston. Los derechos humanos internacionales en contexto. Oxford: 180 Oxford Univ. Press, 2000, p. 575-576.

[9] BITTAR, Eduardo C. B. Teoría del Estado: Filosofía Política y Teoría de la Democracia. 5ª edición. São Paulo: Atlas, 2016.