Conexión forzada

Por Consuelo Venegas Leiton.

Estudiante de cuarto año de Derecho en la Universidad Alberto Hurtado. Procuradora ObradorDigital.


El contexto que vive nuestro país, dada la expansión del COVID-19, ha forzado la integración de las tecnologías en todo ámbito, incluyendo el educativo.

Por estos días, la sociedad se adapta a paso ágil —más no certero— a lo que puede. Y como resulta esperable, los problemas que hemos afrontado en nuestro día a día, también se producen en las comunidades estudiantiles. Sin posibilidad de concentrar alumnos de forma presencial en un mismo lugar, por las medidas que ha tomado la autoridad sanitaria, la comunidad estudiantil ha tomado distintos caminos: algunos nos podemos quedar en la casa estudiando, gracias a las plataformas que provee internet; otros deben salir a trabajar, pues su sustento es clave para sus hogares.

Hoy queda al descubierto un problema que nos estalla en la cara, como es el acceso equitativo a las plataformas online. Por equitativo, comprendemos que cada estudiante posea los mismos elementos para recibir la información. La realidad nos indica lo contrario, ya sea por factores económicos, que impidan tener a mano la tecnología necesaria; o por factores sociales, pues cada casa tiene un entorno y un desarrollo particular. Es en él, donde los alumnos deben establecer un ambiente de estudio adecuado, cuestión que muchas veces resulta extremadamente difícil.

En este sentido, agradezco contar con conexión y equipos que me permiten acceder a las plataformas a través de las cuales la universidad entrega los materiales de estudio. Los profesores han optado en principio por ZOOM —una de las aplicaciones de videollamadas más populares por estos días—, ya que permite tener a mucha gente conectada a la vez en su formato de “reuniones”. Acá, el profesor expone y puede recibir preguntas de los alumnos por voz o chat, además de permitir “dividir la pantalla” para compartir presentaciones que funcionan como material de apoyo. Tal cual como si estuviésemos en una sala, pero cada uno desde sus casas, con un computador que cuente con cámara y micrófono adecuados.

Y esa es la palabra clave: adecuado. Porque las redes para hogares no están pensadas para ser llevadas a su capacidad máxima, con un consumo de datos alto y constante. Esta es una situación que afecta a muchos estudiantes, quienes no cuentan con los equipos o con una buena red de internet. Esta es una limitante importante, pues las redes disponibles se trastocan completamente con el aumento del teletrabajo y las clases online, lo que dificulta el que puedan llevarse a cabo las actividades.

Desde la experiencia de la tutoría, donde acompaño a alumnos de primer año durante su primera aproximación universitaria, me han comentado estos problemas. También que deben cuidar a sus hermanos pequeños, apoyar en los quehaceres de la casa, o bien que sus padres se han quedado sin trabajo y sienten que ellos no entraron a la universidad para tener clases online. A ellos los he amparado, recalcando que solo es por un período, que ya tendrán su experiencia universitaria conociendo a sus compañeros. Además de transmitir la tranquilidad que se están buscando herramientas tanto a nivel de universidad como facultad para poder apoyar a estos alumnos.

A pesar de la crisis social que se desató el año pasado, las universidades no tomaron en consideración las clases online como alternativa. Se mantenían los paros de un mes, con lecturas autónomas, pero sin la posibilidad de que un profesor te explicase por videollamada, ni compartir presentaciones. La pandemia nos empujó con celeridad inusitada a reevaluar la forma en la que nos relacionamos. Ante ausencia de tratamiento, es la distancia social la única forma de evitar que seamos un peligro para nuestros compañeros, profesores y para nosotros mismos.

La premura en la que nos coloca el COVID- 19, nos da una oportunidad: para pasar estos tiempos difíciles. Hay que mejorar las herramientas de conexión y de digitalización, tanto en las clases de las universidades, como en los trabajos. En nuestra oficina hemos conversamos, como equipo, que se debe cambiar la mirada en la agilización de estos procesos. De tener que imprimir un simple texto o tener un manual, a fomentar el uso de herramientas que permitan la edición de textos, como es la familia de aplicaciones Adobe: PDF para textos, Photoshop para gráficas y fotografías, Premier para video, etc. También destacar a Microsoft (Teams permite un sin fin de tareas para generar un ambiente grato en clases online) y a Google con sus múltiples aplicaciones, que incluso nos permiten respaldar estos trabajos en la nube o en nuestros mails personales/corporativos.

Todo esto nos deja una enseñanza: los procesos deben agilizarse. Se debe mejorar el acceso a internet y a los equipos adecuados. Se debe trabajar para que cada alumno pueda desarrollar un ambiente de estudio acorde a las exigencias. Pero también, que en situaciones tan excepcionales como una pandemia, donde peligra la vida de la gente que más queremos, tenemos que adaptarnos de manera forzada, por lo que es sumamente importante apoyarse entre todos, con el fin de salir adelante.

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