Abogados que practican Jiu Jitsu, el combate elegante

Por Fernanda Bravo.

Abogada y cinturón blanco de BJJ.

Una antigua disciplina ha comenzado a hacerse notar en el escenario deportivo de nuestro país. Tiene un espíritu primal y es una verdadera revelación que rompe el molde tradicional del perfil que acompaña a los abogados desde hace siglos. Se trata del Jiu Jitsu brasileño. Un arte marcial y luego deporte de contacto que busca la sumisión del oponente, a través de una serie de técnicas de lucha cuerpo a cuerpo.

Entrevistamos a varios cinturones que siguieron, además, la senda de la Ley, para conocer su perspectiva respecto de esta especialidad, el carácter que comparte con el Derecho y sus visiones sobre lo que hay en el futuro chileno para el Arte Suave.

Son tres las palabras con las que Nicolás Riquelme, abogado UC, define lo que es el Jiu Jitsu brasilero: precisión, técnica y estrategia. Los inicios de este deporte, aunque poco definidos, como sucede con todas las artes marciales, se encuentran en Japón, donde fue de varias formas desarrollado y refinado en las escuelas Samurái, la casta guerrera de la época feudal de ese país.

La eficacia de sus chokes (asfixias) y llaves de brazo, hizo que este tipo de combate ganase rápidamente una gloria que pronto le abriría caminos en todo el mundo.

El maestro Maeda, imagen insigne de la Escuela, y figura clave en la extensión de la disciplina, pisó a comienzos del siglo pasado, tierras latinoamericanas, y tuvo incluso, un breve paso por Chile, recolectando en su camino, incontables triunfos y victorias en la lucha.

El año 1917, Maeda aceptó como alumno a un brasilero, Carlos Gracie, a quien le enseñó en profundidad el concepto de su maestría.

El apellido Gracie se volvió leyenda. Pronto el Jiu Jitsu contaba con una Federación y con reglas propias y particulares. Y se volvió un arte y una ciencia de combate, practicada en todos los rincones del mundo, con un campeonato internacional que se celebra cada año desde 1996. De hecho, la UFC nació como un evento exclusivamente destinado a demostrar la eficacia del Jiu Jitsu frente a otras artes marciales.

Elegancia bajo presión

Parece existir un perfil particular entre los abogados y estudiantes, practicantes de Jiu Jitsu. La enorme tolerancia al dolor en todos sus planos, la aceptación y la serenidad bajo estados de tensión, son características compartidas por quienes cierran sus filas.

Iván Noguera no disimula su amor por la lucha. Tenía 22 años cuando fue cautivado por el Jiu Jitsu. Estudió derecho hasta 5to año y finalmente dejó la carrera motivado, entre otros factores, por su pasión por el combate. Instruido por uno de los más hábiles cinturones negros de nuestro país, avanzó en su práctica de manera formidable.

“A través de la lucha, a través del plano físico, se puede explorar lo más profundo de uno”, comenta el cinturón morado. Su extraordinario grado de destreza llevó al competidor chileno a ganar el Open de Río, logrando este mismo año la posición n°3 en el ranking de la IBJJF.

El carácter solitario y la habilidad requerida para desenvolverse en el mat, hacen de esta práctica una bastante inusual. Invoca al instinto de lucha y la agresividad natural primaria, que muchas veces se olvida en nuestra urbanizada especie y requiere de un extraordinario grado de resistencia al dolor y la frustración.

Es una ciencia que combina elementos mecánicos y teóricos en el tatami y habitualmente se gana por maestría. Es infinito, pues las elegantes técnicas de sumisión de las que se valen los grapplers pueden ser aplicadas con muchas variaciones. Su empleo dependerá de la experiencia y conocimiento que tenga el luchador y la exquisita utilización que hagan de ellas contra los oponentes. Algo absolutamente compartido en estrategias de litigio y procesos en tribunales.

Iván y Nicolás, entonces, no dudan en hacer el parangón con el Derecho. Ambos concuerdan en el punto disciplinario.

“La disciplina es un factor clave para aprender y avanzar en ambas ciencias”, comenta Iván.
Y Nicolás agrega “cuando hay objetivos a largo plazo y obstáculos en el camino, la disciplina se vuelve un elemento fundamental para progresar, en el combate y en el escenario del Derecho”.

Nicolás Santibáñez, egresado de la Universidad Finis Terrae y próximo a rendir su Examen de Grado, practica Jiu Jitsu desde hace 7 meses. Indica que la constancia y la razón son decisivas a la hora de enfrentar situaciones de gran presión. Compara con efectividad la estructura del combate con la composición de la carrera, sobre todo ahora que esta contra el tiempo para dar su prueba decisiva.

Claudio Olivares, cinturón azul y abogado de la Defensoría Penal Pública entrena hace diez años. “La resiliencia y la resistencia que se construyen con este deporte son de las más necesarias habilidades mentales y sirven para la vida en general”, agrega con razón, cuando es preguntado sobre su motivación para continuar la rutina de este ejercicio.

Lo que hay más adelante

Una cosa es segura: el futuro del Jiu Jitsu se ve prometedor en Chile. Quienes lo practican están de acuerdo en que su notoriedad va en aumento. Figuras como Iván, que han logrado títulos internacionales, son el reflejo del potencial que tiene esta disciplina en nuestro país.

Los abogados y estudiantes entrevistados concuerdan en que la latencia de esta rama de la lucha es certera y que, indudablemente, seguirá conquistando adeptos, abogados o no, que tengan alma guerrera.