Protejamos el futuro, del futuro de Chile

Por Juan Ignacio Ortiz.

Alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad Andrés Bello.

Lamentablemente desde el año 2020 se han hecho famosos muchos casos de terribles asesinatos, torturas y vulneraciones de derechos humanos a niños, niñas y adolecentes en Chile (NNA).

Ver, leer, escuchar o informarse de casos como Tomás Bravo (3), Ámbar Cornejo (16), Itán Badilla (6), Tamara Moya (5) o Melissa Chávez (12), generan gran indignación y preocupación en la población chilena.

El gran problema que radica en todo el territorio chileno es que los niños pareciesen ser invisibles ante sus propias familias, ante la sociedad, ante la justicia, ante el Estado, ante los municipios, ante los entes reguladores e, incluso, ante los servicios de salud y educacionales.

En este escrito quiero recalcar brevemente tres casos de los cuáles personalmente me he sentido profundamente afectado e indignado de cómo es que “El Futuro de Chile”, que tanto nos han inculcado en el colegio, se ha visto notablemente desfavorecido producto de “la vista gorda” de nuestra sociedad.

Melissa Chávez (12). Melissa era una niña de 12 años originaria de Coquimbo, la cual fue asesinada por su propia madre. Según un crudo relato de la fiscalía, la pequeña habría recibido 11 puñaladas y dos de ellas fracturaron su cráneo. Tiempo después de su crimen, la PDI solicitó ejecutar la reapertura de un presunto abuso sexual cometido por el padrastro de Melissa, lo cual generó celos en la madre debido a la cercanía que el padrastro tenía con su propia hija.[1]

Las primeras informaciones indicaban que se encontraba junto a su hermano de siete años en la casa habitación, y que el fuego se habría provocado en momentos en que ellos se encontraban solos en la vivienda (…) habría sido un vecino, quien al darse cuenta que salía humo desde el lugar, forzó el ingreso del inmueble para tratar de rescatar a la menor y a su hermano, quien según las primeras informaciones resultó ileso tras el siniestro”. (Biobiochile.cl, 2020)[2]

Ámbar Cornejo (16). Este horroroso caso, el cual terminó con la violación, asesinato y descuartizamiento de Ámbar a los 16 años a manos de su madre y padrastro, fue sin duda alguna la demostración más grande de que la sociedad prácticamente no demuestra o genera preocupación mínima por los niños, niñas y adolescentes en nuestro país.

Más allá de centrarme en el debido proceso del caso y las declaraciones de los imputados y personajes de la terrible historia de vida de Ámbar -de pleno conocimiento público-, me gustaría centrar la atención en una nota del periódico “La Tercera”, en dónde podremos encontrar la valentía, el grito desesperado de ayuda e, incluso, la preocupación total de la víctima hacia su familia y en especial a su madre.

“El 16 de enero Ámbar Cornejo dejaba escrito en el libro de reclamos y notificaciones del edificio de Limache, donde vivía junto a su madre, la primera alerta. “Yo, Ámbar Cornejo, quiero dejar un reclamo sobre Hugo Bustamante. Se prohíbe su entrada, porque es un asesino psicópata y puede causar daños a mi familia, y mi mamá no quiere entender, por eso escribo esta nota como un reclamo y para que él no pase nunca más por el departamento”, redactó.

El grito de ayuda llegaba justo una semana antes de su ingreso efectivo al Programa del Sename de Intervención Integral Especializada (PIE) Gabriela Mistral, ubicado en Villa Alemana, donde en el papel aparece que pasó bajo protección durante más de seis meses. Sin embargo, la prohibición de acercamiento de Hugo Bustamante y Manuel García se decretó recién 191 días después, cuando ya había sido asesinada”. (La Tercera, 2020)[3]

Centro Catalina Kentenich. En abril del presente año circuló una noticia en donde nueve niños -cuyas edades fluctuaban entre 7 y 12 años- subieron al techo de un hogar de menores en Rancagua para poder denunciar maltratos y precarias condiciones de vida dentro del recinto.

Este suceso fue ampliamente difundido en redes sociales por vecinos del sector, ya que ellos fueron los que hallaron a los niños en la plaza de Rancagua, en donde los pudieron asistir, ya que se encontraban sin comida y sin ropa.[4]

Debido a esto, la Corte de Apelaciones de Rancagua acogió un recurso de amparo presentado por el senador Alejandro Navarro, en donde se le ordena a la Corporación María Ayuda y al Sename adoptar las siguientes medidas:

  • Corregir en forma permanente la situación de hacinamiento detectada, como también la ausencia de espacios de recreación adecuados y suficientes.
  • Dar una atención prioritaria e idónea respecto a las necesidades de salud mental de los niños y niñas.
  • Disponer la habilitación de condiciones ambientales y estructurales en la residencia para contribuir y mantener la vinculación permanente de los niños y niñas con sus familias de origen en espacio residencial.[5]

Quise exponer estos tres terribles casos, ya que tienen un factor en común como son las denominadas redes de apoyo.

Redes de apoyo que no lograron actuar de una manera oportuna y que terminaron con desastrosos desenlaces en cada una de las historias. Y es precisamente en este punto en donde me gustaría recalcar la importancia de aquellas (ya sea vecinos, profesores o simplemente personas que caminan al lado de algún NNA en cualquier espacio físico).

En esta sociedad -que últimamente está tan violenta, polarizada o sesgada- mi llamado es a poder integrar a los niños a la sociedad, es a poder escucharlos y aconsejarlos, como juristas o futuros juristas defender férreamente sus derechos, como vecinos estar atentos a los niños por si necesitaran ayuda, y como familia o familiares a amar cada conversación o comunicación que el NNA nos quiera entregar, porque todo lo que los niños comunican es valioso y hay que atesorarlo con todo el corazón y alma.

El cambio que deberíamos hacer es empezar a creer en los niños, creer lo que dicen, creer lo que comunican y, si por alguna razón no los entendemos, tratar de escuchar o pedir ayuda para poder entenderlos. Ya sea una mirada, un minuto de atención, escuchar su historia y creer en ella, creer en su experiencia de vida, empatizar, simpatizar, confiar en ellos, valorar sus matices, amar su magia, aprender de sus enseñanzas les podría cambiar la vida positivamente o, incluso, les podría salvar la vida.

Y a los padres, familiares o vecinos que han vivido lamentablemente vulneraciones o han sufrido la pérdida injusta de algún NNA, me gustaría poder comunicar mi compromiso personal en proteger durante toda mi vida la protección de los derechos del niño y, a la misma vez, recordar que hay muchos profesionales en cada rincón del país que se esfuerzan día a día por cumplir dicha meta en común.


[1] TVN. (15/02/2021). Caso Melissa: padrastro había sido denunciado por abuso sexual contra la niña. 24Horas.cl

[2] Vera, D. (03/12/2020). Investigan muerte de niña hallada en incendio: habría sido asesinada antes de quemarse la casa. Biobiochile.cl

[3] Artaza, F; Radovic, P. (15/08/2020). El grito de Ámbar: un sistema que falló. latercera.com

[4] TVN. (26/04/2021). Sin zapatos y semidesnudos: 9 niños escapan de hogar y son hallados en plaza de Rancagua. 24horas.cl

[5] Vera, D. (19/05/2021). Justicia ordena a hogar del Sename en Rancagua terminar hacinamiento y priorizar salud mental. Biobiochile.cl