Por Yudy Tunjano.
Abogada, Máster en Derecho de la Empresa (PUC) Máster Compliance Officer (UCM) y directora de Vive Compliance Magazine.
En las últimas décadas, el rol del whistleblowers se ha extendido del ámbito público al privado, como instrumentos al servicio de los intereses de las empresas.
Entre las medidas de prevención y control de los “Compliance Programs”, ha resultado especialmente importante la implementación de canales de denuncia o diálogo con los miembros de la organización, tanto para realizar consultas como para denunciar posibles comportamientos indebidos.
Los delitos en la empresa y la corrupción entre privados y del Estado y entre particulares han sido frecuentes desde finales del siglo XX hasta el momento actual que vienen siendo una tónica habitual (Odebrecht, Enron, Siemens, etc.). En la mayoría de estos escándalos, los whistleblowers han jugado un papel fundamental para descubrirlos y resolverlos.
La respuesta de la sociedad en general fue de total apoyo hacia los denunciantes, haciendo un llamado a una mayor transparencia y comportamiento ético de las actividades en general. En consecuencia, se han fijado nuevas regulaciones y se crearon los códigos de conducta, determinando el importante papel de los denunciantes en la prevención y detección de hechos ilícitos al interior de las organizaciones públicas y privadas.
Por lo anterior, para contribuir con la normalización del proceso de denuncia y contar con una forma segura y eficaz de que cualquier persona pueda informar sobre las anomalías de las que tenga conocimiento en las organizaciones, tanto públicas como privadas, se acaba de publicar la nueva norma ISO 37002:2021 Sistemas de Gestión de Denuncias: Directrices.
Ya la Norma ISO 37001:2016 sobre Sistemas de Gestión Antisoborno había abordado el procedimiento de denuncias, al igual que la reciente ISO 37301:2021 sobre Sistema de Gestión de Cumplimiento, aunque en ambos casos se establece como apoyo a los sistemas principales de cada norma, pero no desarrollan o formalización la utilización de la “denuncia” como sí lo hace la ISO 37002:2021 que proporciona orientación para implementar, gestionar, evaluar, mantener y mejorar un sistema de gestión sólido y eficaz para la denuncia de irregularidades.
La Norma ISO 37002 es un sistema de gestión de Tipo B, es decir, no certificable. Como todas las normas ISO, no es específica de un sector “público, privado o sin fines de lucro«
y puede ser utilizada por las organizaciones de todos los tamaños, incluidas las PYME. El sistema de gestión de denuncias puede ser independiente o puede utilizarse como parte de un sistema de gestión general.
Esta nueva norma sobre whistleblowing lines se basa en los principios de confianza, imparcialidad y protección de los denunciantes. Estos tres fundamentos son, precisamente, los que en última instancia condicionan el éxito o el fracaso de los canales internos de denuncia. En muchas ocasiones, su baja utilización es consecuencia de debilidades en algunos de estos aspectos. Por ello, más allá de ser la base interpretativa del estándar, conforman el marco de análisis de las causas raíz detrás de la desconfianza y poco uso de estos canales.
Los contenidos de la Norma están establecidos por los cuatro pasos que fija para gestionar la denuncia: recepción del informe de la irregularidad, evaluación de la denuncia, gestión o tramitación de la denuncia y conclusión del caso o de la denuncia presentada. Estas etapas influirán en el contenido de las Políticas Internas de recursos humanos (de gestión de denuncias o de investigaciones) en las organizaciones.
Todo lo anterior, no puede ser posible sin un Gobierno Corporativo que promueva un conjunto de principios y normas internas que rijan el adecuado y equilibrado funcionamiento de los órganos de gobierno de la organización, asegurando una gestión eficaz, transparente y justa, a fin de salvaguardar el interés social.
La implementación de la ISO37002 ayudará a promover esta eficacia y transparencia, generando confianza entre una organización y sus partes interesadas, proporcionando una capa sólida de protección contra la corrupción y fomentando una cultura de apertura, transparencia, integridad y responsabilidad.
El coordinador del grupo de trabajo de ISO que desarrolló el estándar señaló que “La buena gobernanza y la transparencia requieren que el personal pueda sentirse seguro al informar sobre cualquier inquietud de irregularidades sin temor a las repercusiones”
Más información: httpss://lnkd.in/etThj8S
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