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Berlín: 26 años sin el muro

Christian_Vidal_PQNPor Christian Vidal Beros, director general de LWYR.

Es Licenciado en Derecho y Abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Realizó el Magíster en Derecho con mención en Derecho Público de la Universidad de Chile. Es profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Andrés Bello y de Taller de Análisis Jurídico de la Universidad Diego Portales. Ha publicado diversos artículos en Revistas Jurídicas sobre temas de Derechos Fundamentales.

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Berlín es fascinante. Todas las personas que lo conocen opinan lo mismo. Que sea lindo o no, es subjetivo. Indudablemente no tiene la magnificencia de París, la monumentalidad de Roma o la calidez de los madrileños. Pero en algo en lo que todos sus visitantes coinciden es que es una ciudad interesante, con historia y tremendamente cosmopolita.

Ir a Berlín en mayo es una muy buena época. Comenzando la primavera, las temperaturas oscilan entre los 15 y 25 grados. El hotel elegido está en una zona tremendamente llena de simbolismo: El Mitte (en el centro de la capital alemana). Está a cuatro cuadras de la Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor), a cinco del Parlamento (Reichstag) y a tres del Memorial para los judíos muertos en Europa víctimas del Holocausto, inaugurado en el año 2005, obra del arquitecto Peter Eisenman.

Puerta de Brandeburgo.
Puerta de Brandeburgo.

La zona, parte del sector del Tiergarten, es perfectamente caminable y simboliza dos puntos –como la Puerta y el Parlamento-, que sobrevivieron a los bombardeos de la II Guerra Mundial. Y es que Berlín, a diferencia del resto de las capitales europeas, conserva pocos edificios de un pasado imperial y clásico, producto justamente de haber sido bombardeada y vencida en dos Guerras Mundiales, en menos de 50 años.

Parlamento.
Parlamento.

No obstante lo anterior, la ciudad alucina por sus rutas turísticas. Un imperdible es la Isla de los Museos, la cual se forma por los brazos del río Spree, que cruza Berlín y que se separan dando origen a una isla que desde el siglo XIX ha estado habitada por museos y casas de cultura y arte. Hoy, la Catedral de Berlín (Berliner Dom) congrega conciertos de música clásica y no ofrece liturgias, sino que se ha conservado para la actividad cultural. Además del Dom, se encuentra el Museo Antiguo (Altes Museum), el Nuevo (Neues Museum), la Galería Nacional Antigua, el Museo Bode (Bodemuseum) y el Museo del Pérgamo, los cuales congregan obras de valor no sólo cultural sino que histórico, como el altar de Pérgamo, la Puerta de Ishtar de Babilonia, el busto de Nefertiti y la puerta del mercado de Mileto.

Isla de los Museos.
Isla de los Museos.

Y es que Berlín no solamente enseña en sus museos. La ciudad es testigo viviente de la historia contemporánea. Igualmente se debe visitar el Checkpoint Charlie, el más famoso de los pasos fronterizos entre el Este y el Oeste de Berlín, y que hoy está convertido en atractivo turístico, incluso, con actores disfrazados de policías de la antigua Unión Soviética y de EE.UU, a cada lado del paso. El punto actualmente une los barrios de Mitte (centro) y Kreuzberg, y se puede visitar igualmente el Museo dedicado a la historia del Muro de Berlín.

Museo Antiguo.
Museo Antiguo.

La zona del Mitte es perfectamente caminable y, en sus calles, Berlín destaca por la diversidad de sus habitantes, lo cosmopolita de su gente y el respeto al espacio del otro. Mientras caminen y “aplanen” las calles de Berlín, no dejen de comprar una Currywürst “al paso”, la típica salchicha alemana cocida, solamente acompañada de salsa kétchup (bastante mejores son nuestros completos “italianos”, hay que decirlo), y para beber una Apfelschorle, la típica bebida alemana a base de manzana.

Checkpoint Charlie.
Checkpoint Charlie.

Caminando podemos llegar a la Alexanderplatz, o simplemente Alex –para los berlineses-, ícono turístico de la capital alemana, dominada por el conocido Fernsehturm (torre de la televisión alemana) y punto de encuentro y transbordo de tranvías y líneas de metro que cruzan Berlín. Dentro de sus rediseños a lo largo de su historia, se encontraron hace menos de 10 años restos de lo que podría ser el búnker más grande de la Alemania Nazi al interior de Berlín.

Para finalizar, más alejado del centro, pero no por ello menos interesante, el Palacio de Charlottenburg –en las afueras de la ciudad–, representa la gloria prusiana levantada de manera imponente y opulenta por los emperadores alemanes. Sus jardines (igualmente rediseñados y reconstruidos luego de los bombardeos a Berlín, tras la II Guerra Mundial), personifican la influencia versallesca en la capital alemana. Hoy sus jardines sirven para turistear, hacer deporte y vivir el Berlín al aire libre, los pocos meses de buen clima para los ordenados alemanes.

Catedral de Berlín.
Catedral de Berlín.

En conclusión, si aún no conoces Berlín, ¡adelante! Es tremendamente interesante. Si vas a Europa, date un tiempo para recorrer la historia reciente y, si ya lo conoces, ¡siempre hay motivos para volver!