Por Victor Iriarte Gonzalez
Alumno de último año en la Universidad Finis Terrae, realizo una pasantía de asistencia técnica e investigación en la oficina regional de la organización de naciones unidas para el alimento y la agricultura. Actualmente compatibiliza sus estudios con la coordinación de investigación en DD.HH en Fundación Iguales, su ayudantía de Derecho Comercial para Ingeniería Comercial de la USACH y su puesto de procurador en el estudio jurídico F&C Abogados
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Luego de tener una dispar evolución, el pasado 19 de Agosto fue promulgada la ley que crea el ministerio del deporte en Chile el que, luego de haber sido ingresado el 14 de Diciembre de 2011 mediante mensaje del Presidente de la República, Don Sebastian Piñera, se mantuvo bastante estático en su avance hasta los anuncios del 21 de Mayo de este año en que volvió a estar en la contingencia de la opinión pública y que lo llevo a ser promulgada en tiempo record.
Y es que este proyecto tiene para el gobierno una importancia capital toda vez que hace expresión clara de un mensaje que el presidente no ha podido fijar concretamente en la opinión pública durante su estadía en la Moneda y que dice relación con la relevancia de la juventud para el estado.
No obstante su tramitación expedita luego del mensaje presidencial, el paso por las cámaras del legislativo no estuvo exenta de debate. Particular atención causó, como suele pasar en materia administrativa, la cuestión de la orgánica regional decidiéndose en definitiva aplicar el sistema clásico de seremis por región (14 seremías, una por cada región sin incluir Santiago).
A lo anterior se sumó la discusión sobre el numeral 3 del artículo 2º del proyecto que indica:
“Artículo 2°.- Corresponderá especialmente al Ministerio del Deporte:
3) Coordinar las acciones vinculadas al deporte que los Ministerios y los servicios públicos desarrollen en sus respectivos ámbitos de competencia, considerando las distintas perspectivas regionales y comunales en su implementación.”
En un país como Chile en que, dada su geografía, los usos y costumbres entre un extremo y otro varían dramáticamente, es de esperar a que las expresiones deportivas sean también disímiles por lo que contar con una adecuada orgánica institucional que represente debidamente a la población, tanto regional como comunal, es esencial para dotar a este ministerio de una eficiente gestión en razón de los fines que lo inspiran.
Destacable nos resulta además la innovación que contiene la ley en relación al trato que brinda el estado a la juventud toda vez que, más allá de un grupo de sujetos de protección, y –definitivamente- más allá de las construcciones retóricas, reconoce en ella en ella un principio relevante de la república ya sea a través de su formación en valores competitivos como también en el fomento del deporte de alto rendimiento en pos de generar representantes de la nación en el extranjero.
En ese sentido, mucho de política social existe en la creación del Ministerio del Deporte, como indica en el mensaje del Presidente con el que se inicia el proyecto:
“Asimismo, tenemos la convicción que el deporte no sólo mejora nuestra salud, estado físico y de ánimo, también nos enseña valores, dentro y fuera de la cancha, como el esfuerzo, el trabajo en equipo, el respeto a los compañeros y al rival y el saber ganar y perder. El deporte es además el mejor antídoto contra la droga, el alcohol y la delincuencia.”[1]
Desde un punto de vista administrativo el ministerio tendrá las siguientes funciones principales:
- Formular programas y acciones destinadas al desarrollo del deporte de alto rendimiento y de la actividad física y deportiva de la población
- Coordinar las acciones vinculadas al deporte que los ministerios y los servicios públicos desarrollen en sus respectivos ámbitos de competencia, considerando las distintas perspectivas regionales en su implementación
- Proponer y evaluar la Política Nacional del Deporte y los planes generales en materia deportiva e informar periódicamente sobre sus avances y cumplimiento
- Trabajar en conjunto al Ministerio de Educación para coordinar las materias relativas a las asignaturas deportivas en el sistema educacional.
Cabe destacar que el Instituto Nacional del Deporte seguirá manteniendo su rol fiscalizador, lo que ha suscitado ciertos resquemores en la comunidad deportiva toda vez que, mientras fue la máxima autoridad en la materia en el país, el desempeño de la institución fue, al menos, deficiente. El mismo reparo surge al momento de cotejar nombres para el futuro ministro, en particular porque todo indica que el primero en dirigir la cartera sería el actual subsecretario de deportes Gabriel Ruiz Tagle.
El interés que genera el nuevo ministerio radica no solo en lo urgente que resulta darle una institucionalidad adecuada al deporte en todos sus niveles en nuestro país, también tiene relación con el fuerte lobby que diversos deportistas de renombre nacional, como el mismo Tomás González, han realizado en conjunto al Gobierno encabezado por la Ministra Secretaria General de Gobierna Doña Cecilia Pérez, ello sumado a la creciente concientización de una población en que seis de cada diez personas sufren sobre peso u obesidad hacen de esta noticia uno de los hitos que podríamos tener en la escena administrativa este fin de año.
[1] MENSAJE Nº 201-359 del Presidente de la República, SANTIAGO, 08 de noviembre de 2011.