Apasionados Por El Fútbol

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Cuatro abogados se la juegan y cuentan su parecer sobre este deporte de campeones. Coinciden en que la violencia en los estadios es un grave problema en la actualidad, pero difieren en la forma para resolverlo y que este deporte siga creciendo en el corazón de la hinchada.

Entrevista de Miguel Ángel Cruz.
Fotos de Ignacia Sáez.

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No cabe duda que el fútbol es pasión de multitudes. Basta detenerse un instante los fines de semana para ver el enorme flujo de público que –con banderas y cánticos ad hoc– se dirige a los estadios a presenciar el partido que disputará el equipo de sus amores contra el rival del momento o simplemente escuchar el clamor popular que surge en cada rincón del país cuando la selección chilena disputa un encuentro internacional.

Tanta efervescencia no es ajena al mundo legal, y no nos referimos a la necesaria participación del cuerpo de árbitros, sino más bien a los jueces y abogados de nuestro país que se sienten profundamente identificados con este deporte. Es el caso de nuestros cuatro entrevistados, quienes se dieron el tiempo de contestar nuestras preguntas en torno a las alegrías y desazones que les provoca la actual situación del balompié nacional.

El primero de ellos es Adrián Fuentes (AF) y quien hoy se desempeña como abogado de la Unidad de Análisis Financiero del Ministerio de Hacienda. Este fanático del equipo de la UC cuenta que su pasión por el fútbol nació a través de su padre, quien “siempre nos llevaba a la cancha a ver los partidos de la ‘Primera adulto’ del equipo del barrio en el que ha jugado toda mi familia. De hecho, entre los fundadores está mi abuelo paterno y algunos tíos abuelos. También nos llevaba los sábados a los partidos de la liga de fútbol donde jugaba el equipo de su trabajo en esa época. ¡El fin de semana era todo futbolero!”.

Agrega que se convirtió en fan de su equipo a partir del año 1984. “Mi papá nos llevaba a ver los partidos de Magallanes con la UC a San Bernardo. Ese año la UC sale campeón con Nacho Prieto de entrenador, equipo que después repetiría el campeonato en 1987. Con mi hermano nos hicimos hinchas en esa época y nuestros ídolos eran Jorge Aravena, Miguel Angel Neira y, para mi hermano, Marco Cornez. ¡Todavía me acuerdo de un partido con la U en el Nacional!”.

Jorge Canals (JC), quien hoy trabaja en Isapre Banmédica/Vida Tres, dice que su pasión por este deporte y por Unión Española “viene por la sangre. Pasó de mi abuelo, inmigrante español, a mi padre. De mi papá a mí y a mis hermanos Sergio y Tomás”.

Otro invitado a la conversación es Nicolás Cannoni (NC), quien hoy se desempeña como abogado en Vergara y Cía., profesor de Derecho Regulatorio en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chile y colaborador permanente del Programa de Derecho Administrativo Económico en la U. Católica de Chile. Según explica, en su pasión por el fútbol lo marcó mucho el barrio. “Crecí cerca del Estadio Nacional, en Campo de Deportes, en una típica casa ñuñoína, donde pasaba tardes enteras jugando en el patio con mis amigos. Los fines de semana en aquellos tiempos jugaban en el Nacional la U, la UC y Colo Colo. Así que crecí viendo esos colores y rápido me decidí por el azul”.

De esa época recuerda que “el primer partido que me marcó fue un clásico con la UC, que ganó la U con un gol de Sandrino Castec. Fue el año ‘86 u ’87 y yo debo haber tenido unos 5 años. Ese fue mi primer ídolo”.

Por último, pero no por eso menos importante, está José Ignacio Núñez (JN), actual director de Litigios en Novarum Abogados & Consultores y director de Post Grado en la Facultad de Derecho de la U. Andrés Bello. Para él, su gusto por el fútbol es inseparable de su identificación con Colo Colo. “Desde que tengo uso de memoria sigo al equipo y mi padre me dice que ha sido desde niño. Pero mi primer recuerdo medianamente consciente es de 1991 (tenía 11 años) cuando junto a mi papá –hincha de la UC, como casi todo el resto de mi familia– veíamos por televisión la campaña que condujo al triunfo en la Copa Libertadores. Fueron meses con episodios e imágenes impresionantes”.

En ese sentido, añade que “de partida, un país que en la época estaba aún más fracturado que hoy, unido detrás de un equipo. Tal como lo cuenta el mito de Colo Colo ‘73 y su rol en el retardo del Golpe de Estado. Luego, la épica de ver como un equipo formado por personas comunes y corrientes, sin grandes figuras, iba suprimiendo ese pesimismo que cruzaba la sicología del chileno en el ámbito deportivo. Me encantaba que el plantel del ‘91 no tuviese estrellas ni figuras descollantes o mediáticas. Eran tipos comunes y corrientes, que en las concentraciones antes de los partidos tenían como amuleto un grupo musical hondureño que se llamaba Banda Blanca, pero que dentro de la cancha jugaban con el corazón. Eso hacía que para mí cobraran sentido los PORTAFOLIO-7versos del himno de Colo Colo, que hablan de un ejemplo de valor, hidalguía, de ir siempre a la lucha sin descansar. Con el emblema de un mapuche en el pecho. Mirando hacia atrás, me parece que representaba para mí, desde mi conciencia de niño, un grupo de ideales que hoy estimo del más alto valor. En fin, tengo grabados en mi mente los goles para remontar la serie contra Boca Juniors y la final contra Olimpia. Especialmente la imagen del Coca Mendoza lesionado a mitad de la final, luego de un brillante campeonato, saliendo de la cancha no con dolor físico, sino con la frustración de no poder seguir jugando. Lo he contado en muchas oportunidades, pero para mí, por su desempeño con la camiseta alba, él es un héroe. De hecho, dentro de los agradecimientos en mi tesis de pre grado (texto que nadie en su sano juicio debiera leer) tengo al Coca Mendoza”.

Núñez agrega que “a mi parecer, el fútbol representa un fenómeno en donde se representan a escala los elementos constitutivos de las sociedades –sus fuerzas en oposición– y los grandes momentos de Colo Colo ejemplifican lo que me gustaría que pasara con el pueblo chileno: que todos tengan, cada día, una marraqueta más grande y un té más dulce (aunque yo prefiero el café)”.

Situación actual

– ¿Vas al estadio regularmente o prefieres seguir los partidos por televisión?

AF: Hasta el 2011 trataba de ir a los partidos internacionales o a los más importantes, porque hasta ese año jugué rugby y entre los entrenamientos y partidos se me hacía difícil ir al estadio. El rugby exige mucho compromiso, tiempo y dedicación, casi full-time, y generalmente los partidos de la UC coincidían con partidos de mi club de rugby. Dejé de ir al estadio el 2012, porque me fui a vivir a Viña del Mar y ahí se hizo imposible. Por eso trato de seguir los partidos de la UC por la tele e, incluso, por la radio.

JC: Los partidos de local en Santa Laura son sagrados. Salvo que se produzca un cataclismo que suponga la extinción masiva, estamos ahí sufriendo por los colores. Al Monumental no voy por lo que representa y por la peligrosidad de los delincuentes de la barra brava. A los partidos más importantes de visita, voy.

NC: Voy cada vez que puedo, pero no me pierdo los partidos de playoffs y los de copas internacionales. También voy a los clásicos, salvo si el partido es en el Monumental, por un tema de seguridad.

JN: No soy un visitante frecuente de los estadios. Me gusta la posición de observador externo. Para saber que el fuego quema no necesitas meter las manos en una fogata. Aunque estoy pendiente de lo que pasa con Colo Colo, mi trabajo me deja tan pocos espacios para la vida familiar, que los fines de semana son espacios para eso.

– ¿Cómo definirías la efervescencia social que actualmente se vive en los estadios nacionales?

AF: Hay menos efervescencia que antes, porque muchas veces te topas con las famosas barras bravas. Antes podías ir al estadio con tu camiseta o una bandera y no pasaba nada, pues había una especie de respeto por el hincha del rival. Hoy hay quienes creen que ser hincha de un equipo es casi ser enemigos, y eso no lo entiendo ni lo comparto. Al final es solo fútbol.

JC: Hay luces y sombras. Por lo general los estadios de Chile son seguros y las hinchadas pueden convivir razonablemente en un mismo recinto, no así con los mal llamados equipos grandes, donde generalmente el hincha es prepotente y sabe poco de fútbol.

NC: La efervescencia social no es solo de ahora, sino de siempre. El fútbol es mucho más que un deporte. Hay un libro que se llama “El fútbol como ideología”, de Gerhard Vinnai, que explica bien el fenómeno. Por eso, la efervescencia social y la identificación con un equipo o con la selección son muy fuertes.

JN: Creo que es un reflejo de las alegrías y frustraciones de las personas en su vida cotidiana. Los estadios y los clubes de fútbol se han convertido en instancias de catarsis. Sin guerras, por suerte, y sin referentes míticos como en la antigüedad, hoy la cancha sustituye el coliseo y sus graderías a las grandes alamedas. Las estructuras de poder en las masas que asisten a los estadios no difieren mucho de las que se producen en otras actividades. Y las reacciones que emergen al interior de esos grupos no son muy diferentes a los pulsos sociales que laten ocultos tras el sistema. Desde el hincha ABC1 que lanza los cojines de su butaca en señal de reprobación por el desempeño de su equipo, hasta la persona que delinque, son retratos a escala de las formas que tenemos de reaccionar en la sociedad chilena.

– ¿Qué piensas del actual manejo que presentan los dirigentes deportivos?

AF: Ha variado de un tiempo a esta parte, aunque no son épocas comparables –por ejemplo– la de los 90’s y la de hoy. En los 90’s se tomaron muchas decisiones que llevaron a la quiebra a los clubes más grandes y a severos problemas económicos en los demás. Con el cambio a las SADP se pensó que al menos habría un mayor orden y responsabilidad en la toma de decisiones y en las inversiones, pero en algunos casos no ha sido así y se ha prestado algunas veces solo para ganar dinero “invirtiendo” en la bolsa.

JC: El manejo de las SADP trae inversión, mejoras en la infraestructura (es cosa de ver el CDA de la U, la ciudad de los campeones del Audax o los campos nuevos de O´Higgins) y es un hecho que el campeonato ha mejorado en nivel. Igual hay fiascos como Blanco y Negro y otros equipos que no pueden despegar.

NC: Como en todo, hay buenos y malos ejemplos. Entre los primeros, puedo mencionar a O´Higgins, donde los Abuhomor han hecho un buen trabajo en Rancagua y ahora inaugurarán un complejo deportivo espectacular. Pero, por otro lado, hay ejemplos pésimos, como Colo Colo, en donde se ha metido gente que no tiene idea de fútbol.

JN: Creo que son un espejo de Chile. Hay buenos y malos empresarios, así como hay dirigentes virtuosos y otros que no lo son. Esto lo digo porque dueños, directores y dirigentes de algunos clubes actúan al estilo de los codiciosos de cuello y corbata, quienes por no dejar de ganar, terminan perdiendo. Esto se refleja en la frase que me dijo una vez un buen amigo: ‘siguen comprando jugadores en el persa para venderlos en el mall, sin invertir ni cuantificar la rentabilidad social de los equipos’.

Posibles soluciones

– ¿Qué te parece la actual propuesta de ley de violencia en los estadios y qué ajustes propondrías para mejorarla?

AF: Desconozco el detalle de esa ley, pero no creo que la solución sea ¡sacar los bombos! Se debe recuperar la posibilidad de ir al estadio tranquilo, con tu familia, y eso requiere más y mejores controles preventivos, evitar que los “cabeza caliente”, que creen que el club o el estadio es de ellos, sientan que no son impunes. Evitar, como pasaba en los noventa, que las barras bravas sean apoyadas de cualquier forma por los dirigentes. Y, sobre todo, si un tipo cree que puede ir a tirar piedras o lesionar gente dentro o fuera del estadio, aplicar sanciones efectivas y que nunca más pise un estadio o se acerque a él.  Si fuera por mí, aplicaría medidas similares a las que lograron extirpar a los hooligans de Europa.

JC: A la fecha ha sido una ley ineficaz, si su propósito es erradicar la violencia de las canchas, incentivando a la gran mayoría de los hinchas del fútbol. Lo relevante es que las medidas represivas y preventivas permitan a la autoridad actuar con rigor en contra de quienes incentivan y ejercen la violencia, logrando un entorno seguro.

NC: La verdad no estoy al tanto de que exista una actual propuesta que modifique la ley actual. Lo que puedo decir es que ojalá haya sido impulsada por gente que conozca el fútbol y la realidad chilena. No importemos modelos que no tengan que ver con nosotros.

Una vez en la radio escuché que un parlamentario proponía una credencial de barrista tipo licencia de conducir para poder entrar al sector en que se ubican las barras. Quizás sería una buena alternativa y sería de fácil implementación y control. Sin credencial, no se entra. Y ante cualquier infracción, quitarla, sin perjuicio de las demás sanciones que correspondan.

JN: En principio, me parece que –atendiendo a los índices entregados por las autoridades– ha producido un impacto positivo. Sin embargo, creo que solamente se enfocan en la anulación de los sujetos que son estimados como fuente de peligro, pero que –tal como ocurre con la mayoría del sistema punitivo chileno– no invierte para que los hechos sancionados dejen de ocurrir en el futuro.

– ¿Crees que este tipo de medidas son el camino correcto para enfrentar esta situación o la solución va por otro lado?

AF: No, la solución pasa por devolver el fútbol y el deporte en general al hincha común y corriente, aquel que –como yo– le gustaría ir al estadio con su hijo y saber que no tendrá que estar dos horas dentro por temor a los incidentes de “los hinchas del tablón”, que alejan a la gente del estadio. Pero también, y aunque suene raro, pasa por educar a todos los que nos gusta el deporte que, ya sea el fútbol u otro deporte colectivos, y aprender que al final es una entretención, donde se mezclan pasión y sentimientos. ¡Pero es un deporte!

JC: En mi opinión, el gran objetivo es sacar de los estadios a las denominadas “barras bravas”, o minimizarlas en el mayor grado posible. Aquello supone reservarse el derecho al ingreso al estadio y focalizar el actuar de los policías en ello, sin molestar, como ha sido hasta ahora, al asistente habitual.

NC: Medidas como sacar los bombos no tienen ningún sentido. Personalmente creo que ir al estadio es una fiesta, y las banderas, lienzos, bombos son parte de eso. El tema va más allá. Hay que preocuparse del poder e intereses que hay detrás de las barras y aplicar duras sanciones a quienes cometan actos delictivos en los estadios.

Pero la violencia ligada al fútbol no solo está en los estadios, sino que en las poblaciones ser de uno u otro equipo puede provocar peleas con consecuencias graves.

JN: A mi juicio es un avance, pero que puede ser perfeccionado. Lo digo en una frase: una buena ley contra la violencia en los estadios no es la que evita que los sujetos violentos asistan a los eventos deportivos, sino que es la que procura que las personas con comportamientos violentos dejen de tenerlos. Y eso vale –creo– para cualquier ley penal.

¿Qué equipo será el campeón del torneo 2013?
AF: La UC, obvio.JC: Unión Española… Más atrás Cobreloa y O´Higgins.
NC: Católica partió bien y tiene tranco de campeón. Pero conociendo su tradición, y como falta mucho campeonato aún, me la juego por la U, la UC y Cobreloa para los 3 primeros lugares. En ese orden.
JN: Como viene jugando, la UC. Pero siempre se hacen zancadillas a ellos mismos y pierden el campeonato a último momento. Cobreloa puede dar la sorpresa el segundo semestre.

– ¿Cuál es el mejor jugador chileno de la historia?
AF: No lo vi jugar, pero si fui a su despedida en el Estadio Nacional, pero el mejor de todos los tiempos es Elías Figueroa. Estuve en Sao Paulo hace un tiempo y en el museo del fútbol que hay en el estadio Pacaembu, él está incluido como el mejor defensa central. ¡Por algo será!
De los que sí me ha tocado ver jugar, Marcelo Salas. Es un jugadorazo y lo que hizo en River Plate, Lazio y la selección, lo hace uno de los mejores. Lástima que es chuncho.
JC: Está entre Honorino Landa y el Coto Sierra. Un escalón abajo está Elías Figueroa, el Fino Toro, el Chato Subiabre, Marcelo Salas, Iván Zamorano, el Sapo Livingstone y Atilio Cremaschi.
NC: No vi a don Elías. De lo que me tocó ver, lejos Marcelo Salas.
JN: Por su trascendencia, Elías Figueroa. Por su amor a la camiseta, Iván Zamorano. Por su talento, Marcelo Salas. Por lo disciplinado, Matías Fernández, y por su garra, Arturo Vidal.

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