Por Ariel Alberto Neuman.
Director de AUNO Abogados, Argentina.

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Los desarrollos que conjugan tecnología y derecho pegan fuerte. Eficientizan procesos, pero también eliminan intermediaciones abogado-cliente. Son desarrollos para tener en cuenta.
Un estudio realizado en la Universidad Ben-Gurion(1), de Israel, publicado en 2011, dio cuenta del nivel de productividad de 8 jueces monitoreados durante 10 meses, en más de 1.000 casos de pedidos de libertad bajo palabra. El estudio mostró que, al iniciar el día, los magistrados resolvían cerca de dos tercios de los casos de la jornada, con un rendimiento que decrecía drásticamente, para repuntar a niveles óptimos luego del almuerzo y volver a caer apenas unas horas más tarde hasta prácticamente cero.
El factor humano en la llamada administración de justicia es solo uno de los tantos aspectos en los que se están generando fuertes transformaciones de la mano de la tecnología. Las máquinas no se cansan, no toman vacaciones y, mientras haya luz y conexión a Internet, trabajan de corrido.
De hecho, no hay que perder de vista otro relevamiento, éste difundido por Legal Geek(2) en su conferencia en Londres, a cuya última edición fueron más de 1100 legaltechers, que muestra que hoy, 2018, el nivel de acierto de la inteligencia artificial en temas legales ya está en el orden del 94%. Los abogados humanos, en tanto, promedian el 85%, mérito de los mejores profesionales, que llegan al mismo 94%, mezclado con los de más abajo, que están en el 67%.
Los tiempos, claro, son bien distintos: lo que a la IA le lleva 26 segundos, al homo sapiens le toma 5520.
Estos dos ejemplos dan cuenta del alcance que pueden llegar a tener los desarrollos tecnológicos aplicados a la abogacía. Y es que cada vez van apareciendo más aplicaciones y webs dirigidas tanto a despachos y reparticiones públicas para agilizar su gestión interna, como a usuarios finales que ven un modo de consumir los servicios jurídicos de un modo “más eficiente”.
¿Ejemplos? Buscar a un abogado cerca, rankearlos, solicitar presupuestos, autogestionar documentos legales, modelizarlos, personalizar contratos o realizar reclamos y hasta divorcios online. Todo lo anterior, más algunas otras cuantas cosas caen en la mega bolsa del LegalTech, punto de encuentro en el que la tecnología revoluciona al sector legal, con un margen de cambio, negocios y ganancias sumamente prometedor.
El concepto LegalTech se usó desde inicios del nuevo milenio para denominar primero a las empresas que ponen a disposición de firmas legales, herramientas de ayuda en temas de gestión, facturación, clasificación de documentos y contabilidad.
Las generaciones actuales de empresas de LegalTech, en tanto, ofrecen servicios directamente a los “justiciables”, saltándose en muchos casos la intermediación del profesional.
Creación de empresas, cobro de deudas, defensa de marcas, aplicaciones para denunciar distintos tipos de ilícitos, asesoramiento en línea en sitios símil TripAdvisor(3) entran en este enjambre.
Un informe publicado meses atrás por Expansión(4) señala que “el sector de servicios jurídicos supone un perfecto caldo de cultivo para las ‘start up’ tecnológicas, ya que buena parte de las tareas vinculadas a este segmento son perfectamente automatizables” (hasta un 23%, según otro estudio de la consultora McKinsey(5)) o, dicho de otra forma: pueden ser hechas por un programa informático.

Desarrollos

En términos generales, los ejes de trabajo de la industria pasan hoy, fundamentalmente, por la innovación hacia adentro (optimizar flujos de trabajo y procesos) y de cara al cliente (atender mejor y más rápido, mantener una comunicación muy fluida, una mayor transparencia en el pricing y en la facturación).
Puestos a seleccionar, hay cientos de casos para regodearse. La Universidad de Stanford, a través de su Codex(6), indiza los principales desarrollos.
A modo de ejemplos, sin valoración de nuestra parte, estas son algunas iniciativas para tomarle el gusto a lo que está pasando.
•    IP Nexus: servicio online para propiedad intelectual, que pone en contacto a equipos de inversores de startups y universidades con abogados, para ayudar a los emprendedores a proteger sus ideas.
•    MeWe: software móvil que sirve para gestionar las inspecciones de calidad y seguridad.
•    PatentVector: herramienta para descubrir, analizar, y comparar patentes.
•    Reclamador.es: plataforma para reclamar desde accidentes hasta demora en los vuelos.
•    Finboot: utiliza la tecnología blockchain para la gestión de contratos inteligentes, con la capacidad de actualizarse y realizar transacciones automáticas, según lo que estipule el cliente.
•    Lawers: plataforma de crowdfunding que permite financiar litigios empresariales.
•    Jade: herramienta de código abierto para la gestión de casos y clientes.
•    eJust: plataforma de arbitraje online que nació a raíz de una pregunta: ¿Cuántas veces has abandonado la idea de ir a juicio porque sabías que el procedimiento sería eterno y te costaría un montón de dinero?
Wikipedia, por su parte, destaca como las principales empresas en la materia a Legal.io, LegalEase, Ravel Law, Wevorce, UpCounsel, Lex Machina, Rocket Lawyer, Legalzoom, LexisNexis, Recommind, TransPerfect, Westlaw, Consultant Plus, Garant, Lexoo, Practical Law Company y Luminance.
Para los que buscan menos listas y más acción, Stanford publica las presentaciones de sus conferencias anuales sobre el futuro de la abogacía, con información adicional a la relevada en este informe. Aunque lo cierto es que, si leyó hasta acá y ya está pensando en su propio desarrollo, lo que tiene que saber es que las inversiones que se están haciendo(7) en la industria pueden ser varias veces millonarias.
Eso sí: América Latina, por ahora, dice ausente en cuanto a grandes fondeos en este rubro.

 

(1) https://in.bgu.ac.il/en/Pages/default.aspx

(2) httpss://www.legalgeek.co/

(3) https://www.tripadvisor.com

(4) https://www.expansion.com/

(5) httpss://www.mckinsey.com/

(6) httpss://law.stanford.edu/codex-the-stanford-center-for-legal-informatics/

(7) httpss://index.co/market/legal-tech/investors