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El legado arquitectónico del Palacio de Tribunales de Justicia de Santiago

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  •  El 28 de junio del próximo año, el inmueble cumplirá 40 años desde que fuera declarado “Monumento histórico nacional” por el Ministerio de Educación.
Texto: Miguel Angel Cruz, director editorial de LWYR.
Imágenes: Carlos Caballero, para LWYR

 

Junto al Museo de Bellas Artes y la Biblioteca Nacional, el Palacio de Tribunales de Justicia es una de los inmuebles más representativos del estilo neoclásico francés en el país y que evoca esos aires parisinos tan típicos del Santiago de principios del siglo XX. Su importancia en el patrimonio arquitectónico nacional quedó de manifiesto cuando el 28 de junio de 1976 el Ministerio de Educación, mediante el Decreto Nº 583, lo declaró «monumento histórico».

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El pasillo central sirve de soporte a toda la labor jurisdiccional que se desarrolla en todos los pisos del inmueble.

Priorizando su funcionalidad como gran obra pública, la edificación fue impulsada por el gobierno del ex Presidente Francisco Errázuriz Zañartu (1896-1901), quien llamó a concurso público para su construcción el 24 de marzo de 1900. El arquitecto francés Emilio Doyére C. fue quien dibujó los planos, definió los presupuestos ($1 millón de la época), redactó las especificaciones y dirigió las obras de este inmueble de más de 17 mil metros cuadrados que se emplaza frente a la plaza Montt Varas. En estas labores fue asistido por su alumno y discípulo chileno Alberto Schade.

El palacio fue levantado por la Inspección de Arquitectura del Ministerio de Industrias y Obras Públicas en el marco del Centenario de Chile, y su construcción se dividió en dos etapas: entre 1905 y 1911 se erigió el ala o sector poniente del inmueble y su acceso principal, que fue inaugurada oficialmente en 1914 bajo la presidencia de Ramón Barros Luco (1910-1915). La segunda fase se desarrolló entre 1928 y 1930 para alzar el sector o ala oriente del inmueble, con lo que se culminó su edificación.

Una de sus principales características del inmueble fue la incorporación de un zócalo, que permitió nivelar el edificio a todo lo ancho, corrigiendo la inclinación propia del centro de la capital. La gran funcionalidad de este verdadero corredor que cruza todo el edificio queda en evidencia al servir de soporte a toda la labor jurisdiccional que se desarrollan en sus tres pisos superiores, donde se ubican la Corte Suprema y la Corte de Apelaciones.

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La escalera principal se bifurca en dos luego de un descanso intermedio, sobre el cual está instalada una placa recordatoria de los Presidentes de la Corte Suprema.

Desde sus inicios este pasillo ha sido utilizado como área destinada a archivos y bodega, además de servir de acceso especial al Palacio. Fue así como en sus 4.500 m2 de superficie alojó entre 1930 y 2000 el Archivo Judicial y las oficinas del Conservador de Bienes Raíces, además de bodegas y otras oficinas administrativas.

A contar del 2003 se instaló en ese lugar una biblioteca abierta al público y los archivos de la Corte Suprema. A ellos se sumaron con posterioridad la Corte Marcial del Ejército, Fuerza Aérea y Carabineros; la oficina de títulos; la secretaría de la sala criminal; la dirección de estudios y las oficinas de los relatores.

De estilo europeo

El Palacio de Tribunales fue construido utilizando ladrillos y adobe en su área más antigua, mientras que hormigón armado fue usado en la zona más nueva. Su fachada, que está frente a la calle Compañía, ocupa toda la extensión de la manzana e incluye el pórtico o ingreso principal del edificio, que está formado por dos columnas centrales y dos medias columnas laterales, que sostienen un balcón desde el cual nacen otras dos columnas centrales y dos medias columnas laterales de estilo jónico. Sobre éstas se ubica un friso con la frase «Tribunales de Justicia», y sobre éste un diseño en bajorrelieve de un cóndor apoyado en un libro en el que aparece la palabra «Lex». Las puertas exteriores son de madera de pino oregón, al igual que las ventanas, engrosadas con nogal americano e incluyen decoraciones en bronce fundido.

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El vitral de tres paños es una alegoría sobre la «justicia chilena», obra de la casa Mayer y Cía de Múnich, Alemania.

De manera adicional existen dos accesos laterales al edificio: uno por calle Bandera 344 y 346, y otro por calle Morandé 345, al que se accede a través de una escalera debido a la diferencia de nivel existente entre el primer piso del edificio y la calle.

La escalera principal, frente al hall de acceso tras el pórtico, es de mármol y está decorada con dos cariátides, que son obra del escultor español Antonio Coll y Pi, que sostienen un friso con la inscripción «Corte Svprema». Esa escalera se bifurca en dos luego de un descanso intermedio, sobre el cual está instalada una placa recordatoria de los Presidentes de la Corte Suprema.

El techo del edificio está formado por una cubierta vidriada, sostenida por una estructura metálica. El sector central del segundo piso está cubierto por una cúpula sustentada por arcos, apoyados en pilares, que en sus esquinas incluyen las cuatro virtudes cardinales (templanza, prudencia, fortaleza y justicia), representadas mediante figuras femeninas en bajorrelieve. Estos arcos también sostienen en su parte superior una viga donde se apoya un vitral de tres paños con una alegoría sobre la «justicia chilena», que es obra de la casa Mayer y Cía de Múnich, Alemania.