Derecho a la intimidad y nuevas tecnologías

Por Francisco Gallardo Silvero.

Alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad de Córdoba. Extremadura, España.

Esta vez vamos a poner el punto de mira en un tema muy importante, a la par que peligroso en nuestro día a día, como es la intimidad con respecto a las nuevas tecnologías.

Las nuevas tecnologías llegaron hace unos años a nuestras vidas para ayudarnos y avanzar como civilización, y para hacernos la vida más fácil y divertida.

Sin duda es una de las mejores y más valiosas herramientas de las que disponemos.

El problema es que «los malos» también tienen acceso a ésta y la utilizan con otros fines. Tenemos que decir a favor de ellos que lo saben hacer muy bien. Demasiado bien…

Actualmente nuestra intimidad pende de un hilo y para ser realista, pero sin ser alarmista, la verdad es que corre mucho peligro. Nuestros dispositivos pueden ser hackeados por un desconocido aun estando a miles de kilómetros de distancia.

Es tan inmensa la cantidad de información que hay nuestra en la red que ni nosotros mismos somos conscientes y, claro, cada uno puede manejar esa información a su antojo.

¿Nunca os habéis llegado a preguntar cómo algo tan útil y práctico como pueden ser las redes sociales (Facebook, Instagram) es gratis? Si ya todo vale dinero, ¿cómo algo de tanta utilidad es gratis?

En mi opinión pagamos un precio demasiado alto, quizás más que si lo tuviéramos que pagar mes a mes como si del gimnasio se tratara. A estas alturas muchos os preguntaréis que cuál es dicho precio. Pues bien, ese precio es nada más y nada menos que nuestra intimidad. ¿Qué precio le pondrías a tu intimidad?

Cada vez que nos registramos en algún portal hacemos click en la casilla del consentimiento (si eso que nunca leemos, porque es muy largo y en letras muy pequeñas), pues ese consentimiento es el que les permite quedarse con nuestros datos y, posteriormente, poder venderlos por X cantidad.

Con respecto a una perspectiva social, os puedo asegurar que son muchas las vidas que se han arruinado por un mal uso de estas tecnologías y por la poca moral de quién las ha manejado con malas  intenciones. Ejemplo de ello son las fotos íntimas que se hacen públicas y la difusión que se les da.
¿Quién no conoce a alguien que le haya pasado algo parecido?

Con respecto a las leyes, en España encontramos protección a nuestra intimidad principalmente en dos fuentes: La Constitución Española en su artículo 18, y el Código Penal en el capítulo l del título X, delitos contra la intimidad en los artículos 197 y siguientes.

También podemos acudir a diversas leyes europeas. ¿Podremos ser conscientes del peligro al que nos exponemos con las nuevas tecnologías?