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Arica, la ciudad del Carnaval con la Fuerza del Sol

Consuelo_Sanhueza_PQNPor Consuelo Sanhueza González.

Licenciada en Ciencias Jurídicas.
Universidad Andrés Bello.

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Desde el año 2002 se realiza en Arica este hermoso carnaval, con danzas andinas, tanto originarias del altiplano chileno-peruano-boliviano, como de las comunidades afrodescendientes y del interior de la Región de Arica y Parinacota. Cada año aumenta el número de comparsas participantes, reuniendo a más de 5.000 bailarines: mujeres, hombres, niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, convirtiéndose en uno de los carnavales más importantes de Sudamérica.

Su existencia, claro que no con este nombre, se organiza con el afán de reivindicar el protagonismo de la cultura andina en el Norte Grande, tras las dos oleadas de chilenización que impusieron la cultura del valle central a la zona, como fue la guerra del salitre y la dictadura de Augusto Pinochet, donde diversas organizaciones comunitarias se constituyeron en fraternidades folklóricas, tiempo en el que la política cultural de turno «occidentalizó» la celebración del carnaval, a través de la creación de eventos como la Ginga, caracterizada por el desfile de carros alegóricos, que –a pesar de los esfuerzos– las expresiones artísticas andinas no pudieron ser dejadas totalmente de lado.

Con los años esta hermosa actividad ha ido tomando más fuerza, debido a que cada día los bailes andinos y la cultura indígena ha ido tomando mayor importancia para las generaciones nuevas, quienes se dan cuenta que no es necesario ir a Machu Picchu, Cusco, Puno o al Carnaval de Oruro en Bolivia para valorar lo linda que puede ser la cultura indígena en nuestro país, llena de tradiciones y costumbres, con una gran historia detrás, y que la podemos encontrar en el Norte Grande de nuestro país donde se reúnen a más de 60 comparsas. Allí podemos encontrar maravillosos bailes, como la Diablada, Caporal, Morenada, Tinku, Tobas, Tarqueda, Tumbes, entre otros, siendo representados por una linda Ñusta (princesa en quechua) y acompañados, por lo general, por una banda de bronce que toca y baila por tres días casi sin parar, donde el sol, la humedad y la sed no son impedimento alguno. Este año tendremos por primera vez una agrupación que viene desde la Isla de Pascua, lo que será una novedad.

¿Por qué este carnaval tiene una característica única? Porque aquí no hay una razón religiosa, no se le baila a una virgen en particular, como es el caso del Carnaval de Oruro o la fiesta de la Tirana, sino que las comparsas participantes en el evento son evaluadas por la presentación realizada, la coreografía, el acompañamiento musical, la interacción con el público, el vestuario, entre otros factores; sumándose el puntaje de sus tres presentaciones y, de acuerdo a éste, elegir a los tres primeros lugares por categoría (tipo de baile). Por esto mismo es que la preparación es gigante, son meses de ensayo y existe una gran inversión económica, pero que –sin duda para quienes participan– lo más importante es bailar.

Arica es una ciudad bifronteriza, por lo que no es extraño ver estos bailes en nuestra ciudad, que para muchos no son chilenos, pero al contrario, es un orgullo decir que sí lo son, son parte de la zona norte de nuestro país y de mucho antes de llamarnos Chile. Soy enfática en decir que, quien quiera conocer, escuchar e intentar bailar estos tres días de carnaval, se volverá adicto.

Las agrupaciones de bailes buscan garantizar un lugar de encuentro, que permita el ingreso de más personas sin distinción de procedencia étnica, a grupos extendidos de familiares y amigos de distintas edades (niños/as, jóvenes, adultos/as), permitiendo comprender a las agrupaciones como espacios de cohesión donde ha sido posible reproducir social y simbólicamente relaciones ligadas a una herencia cultural andina.

Por este mismo efecto no es sorpresa ver como Ñusta a una antropóloga que trabaja en un servicio público o ver bailar al diputado Vlado Mirosevic como invitado de una agrupación e, incluso, a una familia completa donde el padre es boliviano y la madre chilena. Este es un carnaval para todos, por lo que no sería sorpresa ver en unos años más, ojalá así sea, bailes que se van incorporando con más fuerza a la costumbre nacional, como es el caso de la cueca chora o los bailes típicos de Colombia, a propósito de la fuerte migración en nuestro país.

En este mismo sentido, las actividades de preparación del carnaval configuran espacios de socialización en los que se actualizan y valoran los vínculos socioculturales. A modo de ejemplo, la gestión económica de ventas de comida (picantes, completos y «polladas»), fiestas bailables, acompañados de bandas de bronce y grupos de cumbia electrónica, constituyen recursos culturales que, aunque tengan el fin de recaudar fondos para la compra de trajes y contratar las bandas de música que los acompañarán, permiten transmitir gustos, saberes y estéticas particulares, configurando formas de sociabilidad que recrean a la comunidad.

Por lo anterior es que invito a todos los chilenos y amigos extranjeros a venir a ver este hermoso Carnaval andino con la Fuerza del Sol. Si no puede venir este año, téngalo en mente para sus próximas vacaciones. De seguro no se arrepentirá, pues podrá aprovechar de una hermosa puesta de sol y de las cálidas playas ariqueñas.

No está demás decir que vaya preparado con ropa ligera, bloqueador y mucha agua, para que le pueda convidar a los amigos que bailan, quienes se lo agradecerán. Y no olvidar que muchos jóvenes este año han pedido tener consciencia con la basura y llaman a fijarse en los puntos de reciclaje, donde estarán ayudando a una fundación, si bota su botella plástica en los lugares indicados.