Por Catalina Álamo Misleh.
Abogada por la Universidad de Los Andes. Curso de negociación Harvard Business School. Diplomado en Derecho y Negocio Inmobiliario por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Especialidad en Empresa y Derechos Humanos por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de los Andes, con distinción. Ha desarrollado su carrera profesional en la práctica del Derecho Inmobiliario y Corporativo, las cuales corresponden a sus áreas de especialización jurídica.
En 2024, el sector inmobiliario chileno ha experimentado una transformación significativa impulsada por la integración de tecnologías avanzadas, lo que plantea nuevos desafíos y oportunidades desde una perspectiva jurídica. La adopción de herramientas digitales, como plataformas en línea para la compra y venta de propiedades, la realidad virtual para visitas remotas y la inteligencia artificial en la gestión de datos, está replanteando las prácticas tradicionales en el mercado inmobiliario.
La digitalización ha facilitado procesos que antes eran engorrosos, permitiendo que las transacciones se lleven a cabo de forma más ágil y eficiente. Sin embargo, esta evolución tecnológica también ha generado la necesidad de actualizar y adaptar el marco legal vigente para garantizar la seguridad jurídica en las operaciones digitales. Por ejemplo, la Ley N° 19.496 sobre Protección de los Derechos de los Consumidores ha comenzado a considerar aspectos relacionados con las transacciones electrónicas y la protección de datos personales en el contexto inmobiliario.
En el ámbito más futurista, los llamados “contratos inteligentes” basados en blockchain están ganando terreno en Chile. Estos contratos, que se ejecutan automáticamente al cumplirse ciertas condiciones predefinidas, ofrecen ventajas en términos de transparencia y eficiencia. No obstante, su uso plantea interrogantes legales sobre la validez y el reconocimiento de estos acuerdos en el sistema jurídico chileno, así como sobre la jurisdicción aplicable en caso de disputas.
Otra tecnología que ha llegado para quedarse es la inteligencia artificial (IA), la cual se ha convertido en una herramienta potente de análisis en el sector inmobiliario. Gracias a la IA, las empresas pueden analizar grandes volúmenes de datos para tomar decisiones más informadas en inversiones y gestión de propiedades. Sin embargo, el uso de la IA también plantea desafíos en materia de privacidad y protección de datos personales, obligando a los actores del sector a cumplir con la Ley N° 19.628 sobre Protección de la Vida Privada y a implementar medidas de seguridad adecuadas para evitar vulneraciones.
Además, no podemos olvidar la realidad virtual, que ya está cambiando la forma en que los compradores exploran propiedades. Esta tecnología ha revolucionado la presentación y comercialización de propiedades, permitiendo a los potenciales compradores realizar visitas virtuales detalladas sin necesidad de desplazarse físicamente. Si bien esta tecnología mejora la experiencia del usuario, también requiere que los profesionales del sector inmobiliario se capaciten en su uso y comprendan las implicancias legales relacionadas con la representación precisa de las propiedades y la veracidad de la información proporcionada. No se trata solo de que el comprador “se enamore” de la casa a primera vista, sino de que esta tecnología sea un apoyo fiel para decisiones informadas.
Con todo este panorama, es fundamental que los profesionales del derecho inmobiliario en Chile se mantengan actualizados sobre las tendencias tecnológicas y las implicancias legales asociadas. La formación continua y la adaptación a las nuevas herramientas digitales son esenciales para garantizar una asesoría jurídica efectiva y acorde con las necesidades del mercado actual. Además, la colaboración entre abogados, desarrolladores tecnológicos y reguladores es clave para construir un marco legal que promueva la innovación sin comprometer la seguridad jurídica y los derechos de los consumidores.
En suma, la tecnología ha puesto el pie en el acelerador en el sector inmobiliario chileno. Mientras ofrece ventajas indudables en términos de eficiencia y accesibilidad, también plantea desafíos importantes. La clave está en encontrar el equilibrio: construir una industria moderna que no deje de lado los principios fundamentales del derecho y la seguridad para todos.