Por Cecilia Ortega.

Abogada por la Universidad Andrés Bello. Magister en Derechos Humanos y Ciudadanía por la Universidad Central de Chile. Abogada del Centro de la Mujer El Bosque – SernamEG. Activista lesbofeminista. 

Este mes de junio a nivel mundial, ya que cada vez más países del orbe se van sumando, se conmemora el mes del “orgullo”. En particular, el 28 de junio es el Día Internacional de Orgullo LGBTIQ+. Pero debemos preguntarnos, ¿los que iniciaron los disturbios de Stonewall en 1969 pretendían que se les terminara recordando con fiesta llena de colores, discursos vacíos e instrumentalización de la imagen de personas LGBTIQ+?

Hoy nos encontramos con el “pinkwashing”, que -como su nombre lo indica- es el lavado o blanqueamiento de imagen, a través de estrategias de marketing y políticas donde se presenta a personas, marcas e instituciones como simpatizantes o aliadas de las personas LGBTIQ+, para obtener un beneficio o posicionarse socialmente, pero en la gran mayoría sin un compromiso real y constante.

Solamente hablar de diversidad en junio y no respetar pronombres en resto del año; autonombrarse como LGBTIQ+-friendly y no tener políticas, como un cupo laboral trans; llenar de banderas de colores y poner los mismos colores en los logos, pero no sumarse a campañas para combatir LGBTIQodio; incluir en campañas solo a personas cisgénero [1], obviando a otras identidades y/o expresiones; son manifestaciones del “pinkwashing”, que realizan gobiernos, políticos, empresas y personas naturales.

Durante junio se muestran como “orgullosos”, siempre a las mismas personas en las diferentes campañas, que aun siendo LGBTIQ+, siguen una estética normada, además de cisgénero, son blancos, delgados y con un estilo determinado, quienes en su mayoría se encuentran en una situación de privilegio, alejada de la realidad nacional y que, obviamente, no evidencia la lucha por el reconocimiento de los derechos de la diversidad sexo genérica.

Para responder la pregunta inicial debemos recordar que estos disturbios fueron una repuesta a una severa represión y discriminación, a arrestos por expresar abiertamente su orientación sexual, identidad o expresión de género; por lo que la celebración que vemos hoy evidentemente NO es lo que se pretendía; si no que marcar el inicio de una lucha por el reconocimiento de derechos. Usar estos hitos o fechas relevantes para personas LGBTIQ+ es una manifestación más de violencia estructural, ya que el problema no es mostrar apoyo o unirse a causas, sino que ser coherente en el decir y actuar de manera continua en el tiempo.

En Chile encontramos ejemplos claros de “pinkwashing”, como la urgencia que puso al matrimonio igualitario el ex Presidente Sebastián Piñera, durante el último periodo de su mandato; o el logo arcoíris de Carabineros de Chile compartido el año recién pasado para el 28 de junio; o actores reconocidos, heterosexuales, en carros alegóricos para la “marcha del orgullo” cubiertos de escarcha y colores; o las innumerables marcas que -llegando junio- cambian sus logos, incorporan modelos “más” diversos y utilizan lenguaje inclusivo.

En la actualidad existe varios grupos disidentes, como el Bloque Contrahegemónico y Resistencia Marika, los cuales nacen como una respuesta a la mercantilización de la conmemoración del 28 de junio, los cuales problematizan y priorizan la lucha por reconocimiento de derechos tan básicos como el derecho a una vida libre de violencia, ya que los crímenes de odio hacia las personas LGBTIQ+ solo van en aumento, siendo una muestra que teñirse de arcoíris no es suficiente.


[1]httpss://www.unfe.org/es/definitions/. Cisgénero es un término utilizado para describir a personas cuya percepción de su propio género coincide con el que se les asignó al nacer. La identidad de género no es lo mismo que la orientación o las características sexuales.