
Por María Alejandra Mancebo.
Abogada egresada de la Universidad Católica del Táchira Venezuela desde hace 29 años. Con estudios en Doctora en Gerencia. Máster en Derecho Penal. Magister en Orientación conductual. Magister en Ciencias Penales y Criminológicas. Magister en Educación Abierta y a Distancia Especialista en Derecho Mercantil. Especialista en Derecho Procesal. Especialista en Ciencias Penales y Criminológicas. Especialista en Derecho de Familia y del Niño. Diplomada en Estudio para Defensa de las Mujeres Animación Socio Cultural. Diplomada en Programa de Estudios Avanzados en Prevención de la Legitimación de Capitales, otorgado por la Oficina Nacional Antidrogas, acreditada por el Grupo de Acción Financiera (GAFI) (Internacional). Diplomada en Femicidio –Feminicidio. Experta acreditada en Feminicidio por la Asociación Iberoamérica de Fiscales del Ministerio Publico (Internacional. Diplomada en Derecho Penal, Derecho Procesal Penal y Derecho Probatorio por la Universidad de Externado de Bogotá, Colombia (Internacional). Actualmente cursando Maestría Internacional En Igualdad De Género + Maestría Internacional En Prevención De La Violencia De Género. Cursando Postdoctorado en Gerencia Transcompleja y cursando Doctorado en Ciencias Jurídicas en la Universidad Bicentenaria de Aragua. Feminista y cofundadora de Cata Jurídica con Tacones (Venezuela). ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0208-0134. Instagram: @maria_alejandra_mancebo_ y @catajuridicacontacones. Linkedin: @Maria Alejandra Mancebo. Correo: malalamarialejandra18@gmail.com.
En los últimos días se ha escrito sobre la Trata de Seres Humanos, ello significa que se está prestando atención a un delito atroz cuya violación de Derechos Humanos la magnífica ante este tipo penal. Sus víctimas, sus actores no se pueden dejar inadvertidos y, sin duda, se debe actuar. Hoy se los presento bajo un enfoque que reconoce la legislación especial venezolana en su última reforma. Sin embargo, pocos la conocen y menos la aplican, pese a que no es nada nueva.
La trata de seres humanos, desde el enfoque Interseccional, la internalizo más allá de mis vivencias como servidora de justicia, con la lectura reflexiva y epistémica de un libro que no dejo de consultar, como es Los Demonios del Edén de la feminista Lidya Cacho. Segura estoy que muchos conocen su historia y sus escritos. Lo que no saben es lo que ella impactó en mi persona como académica, abogada y hace mucho como servidora pública.
Mi nombre es María Alejandra, tengo 29 años de graduada como abogada. Por 25 años laboré en la administración de justicia y hoy entre la academia y ser consultora jurídica. Logré ver de cerca, muy cerca… víctimas de este delito de alto impacto que invisibiliza a las mujeres, niñas, niños, pero también afecta a la familia, sin dejar a un lado el rol del Estado.
Bajo esta postura, y en referencia a la periodista Lydia Cacho, logré deducir que -más allá de investigar este delito o buscar a los culpables, que es esencial- es fundamental erradicar este fenómeno, siendo una tarea ardua que exige que la veamos con postura más allá de la del género, la de la Interseccionalidad.
Este enfoque de la Interseccionalidad consiente concibe situaciones de opresión, de privilegio y de derechos humanos en todas partes del mundo y, con ello, se puede construir un discurso armónico de la una igualdad.
Al ponerme esos lentes comprendí lo que bien describe la periodista, y denomina complicidad del silencio, que se ajusta a la visión androcéntrica que protege los intereses masculinos. Las víctimas de trata de seres humanos, que reflejan la vulnerabilidad producto de la intersección de varias de sus identidades, reforzada y perpetuada por la intersección de determinadas políticas, leyes y programas, deben ser tratadas bajo este enfoque de la Interseccionalidad, pues representa un cambio de postura analítico con respecto al pensamiento dicotómico y binario que suele prevalecer acerca del poder, al permitir en contextos particulares, nos consiente actuar al mismo tiempo a favor de las víctimas , su familia y la sociedad, nosotras mismas y de otros. Es un abordaje donde reconocemos que las víctimas de este delito sufren diversas discriminaciones, ya que hay distintas identidades donde se cruzan los distintos. Si se pierde de vista el contexto y el carácter cualitativo de la discriminación, en tanto experiencia, también se pierde el sentido veraz del reclamo.
Es que no se queda ahí. Es aceptar que no basta en rescatar una víctima, que es grandioso, o poner tras las rejas a un tratante o a sus cómplices. Es ser capaces de distinguir desde una visión interseccional, un tipo penal o con ejes trasversales que nos afecta a todos. Y es hora de asumirlo, pues la trata de personas es la esclavitud moderna y, sin duda alguna, es una forma de legitimar capitales sin importar vida, dignidad y honor de quienes la padecen.
Vislumbrar esto nos hace afirmar que no tiene fronteras, posee raíces profundas, con historiales mezclados a las guerras, la esclavitud y, sin dudarlo, a la mirada de la mujer como objetos sexuales, donde se comercializaban como objetos (Staff Wilson). Con una larga data histórica, que no se aleja de la conquista de los derechos de las mujeres en el mundo, ser reconocidas como personas.
«Por tanto, es una forma de violencia basada en género que perturba de forma demoledora la entereza de sus víctimas, pues priva a éstas de sus derechos y libertades, acrecienta los riesgos higiénicos globales y alimenta el crecimiento del crimen organizado”, tal como lo reconoce Coalition to Abolish Slavery and Trafficking. Siendo así puede llegar a ser un crimen trasnacional que, bajo la complicidad del silencio, nos acecha.
¿Ante lo relatado, el lector se preguntará si hace falta una visión con enfoque de Interseccionalidad?
Y sí, pues. Analizar este fenómeno desde esta mirada consiente es concebir que la vida de mujeres y hombres puede modificarse en la medida en que no están “naturalmente” diferenciados, dado que este enfoque es ventajoso por la transversalidad que representa, la estrategia política que ha permitido abordar la desigualdad de género desde todos los ámbitos, todos los procesos y todos los niveles, e incorporar la experiencia de las mujeres en el diseño, implementación, desarrollo y evaluación de las políticas.
Desde la Hermenéusis se puede develar que es hora de que aprendamos a valorar la Interseccionalidad como una base de estudio de las relaciones sociales que deliberan la desintegración entre hombres y mujeres. Y, sin duda, visibilizar la naturalización de la diferencia que justifica la discriminación y la subordinación de las mujeres, niños, niñas.