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Por Barbara Matamala Labarca

Abogado de la Universidad de Chile, con estudios de Magíster en Derecho Público en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Se ha desempeñado como abogado del sector público y privado en Chile y como consultora de la Organización de los Estados Americanos (OEA) a nivel internacional. Actualmente trabaja en una ONG que aboga por los derechos de las víctimas de delitos, en la ciudad de Washington D.C, donde reside desde hace casi dos años.

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Este martes 6 de noviembre, los ciudadanos norteamericanos decidieron quién será su presidente por los próximos 4 años.

En un país de más de 300 millones de habitantes, con una propaganda a toda hora de ambas coaliciones en las cadenas de televisión abierta (FOX, ABC, NBC), la competencia por la presidencia de los Estados Unidos se tornó cada día más confrontacional.

Luego del primer debate presidencial del miércoles 3 de octubre, la carrera entre ambos contrincantes se ha hizo más intensa y los partidos utilizaron sus últimas estrategias para convencer a los votantes que aún permanecen indecisos.

En esta vorágine de democrátas y republicanos, en medio de Barack Obama, candidato demócrata y actual presidente de los Estados Unidos, y de Mitt Romney, ex gobernador de Massachusetts y connotado hombre de negocios, se hace presente la potente figura de la actual primera dama, la abogada Michelle Obama.

Michelle, emergió como un importante personaje no sólo en la campaña de reelección de Obama, sino que en toda su primera gestión desde 2008 a la fecha. En la Convención Nacional Demócrata de agosto pasado, el discurso dado por la primera dama fue digno de aplausos. Ella se mostró como una sólida oradora, con gran carisma y capaz de penetrar en el alma de la audiencia. Sus palabras fueron certeras y honestas, hablando de política desde un enfoque real y práctico, como esposa del candidato, prestigiosa abogada y ciudadana de la clase media americana. Admirable.

Este discurso, alabado por la prensa, es una importante muestra de la evolución que ha experimentado la primera dama, teniendo un rol cada vez más activo en el campo político.

En efecto, durante estos cuatro años, ella ha desarrollado una importante campaña nacional contra la obesidad infantil y un programa de apoyo a los miembros de las fuerzas armadas y sus familias, lo que junto con su carisma y cercanía con la ciudadanía, le han valido la simpatía del pueblo Americano y en consecuencia, una amplia aprobación como figura pública 1.

1 La encuesta Gallup de mayo de 2012 muestra un 66% de aprobación del pueblo americano a Michelle Obama versus un 52% a su marido, Barack.

Ver: https://www.gallup.com/poll/154952/michelle-obama-remains-popular.aspx

Pero esto no es producto del azar. Michelle Obama es una mujer con una importante formación académica y profesional que le ha dado las herramientas para posicionarse en el lugar que hoy está.

Su título de abogada de Harvard -una de las más prestigiosas universidades del mundo-, más un grado de ballicher en sociología y estudios afroamericanos de la Universidad de Princeton, constituyen sus antecedentes académicos. Como abogada, se desempeñó en el mundo privado y público. Comenzó en una firma de abogados y luego trabajó para la Alcaldía de Chicago, la Universidad de Chicago y una organización sin fines de lucro. Su interés en el sector público y en la ciudadanía se manifestó desde el comienzo de su carrera.

Así, su experiencia como abogada y sus habilidades innatas de líder han colocado a esta mujer dentro de un posición importante dentro del campo social y político de los Estados Unidos. No en vano ha sido designada dentro de las cien mujeres más poderosas del mundo por la revista Forbes, ocupando el séptimo lugar del año 2012, en un ranking que encabeza la canciller alemana Angela Merkel

( www.forbes.com )

Y no es sólo su inteligencia y excelente preparación la que la hacen destacada figura pública, sino también su imponente silueta y su cada vez más depurado estilo para vestirse. Así, la misma revista Forbes ha señalado que Michelle, «Es Jackie Kennedy con un diploma de derecho de Harvard y una buena cultura de la calle adquirida en el barrio sur de Chicago.» Al parecer, la mezcla perfecta.

Está claro que Michelle Obama es más que una primera dama, es una abogada líder que empatiza con el pueblo Americano y que cuenta con una alta aprobación en las encuestas. Ya veremos en los próximos cuatro años qué ocurre con el segundo mandato de su marido, que es la causa por la cual aboga estos días.

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