Demanda universitas

Por Eduardo Hidalgo B.

Abogado venezolano.

“Las barras y las estrellas se adueñan de mi bandera!!!!…….

¡¡Si el norte fuera el sur!! Fueran la misma tontería”

                                                                          Ricardo Arjona.

Artículo de opinión, del Washington Post, en censura sorprendente al gentilicio chileno.

Réplica pública:

En el diario Washington Post, -Critica Cl- con ocasión al resultado de las elecciones en Chile, califican al “chileno de frustrado en sus pretensiones y lo someten al escarnio público, al considerar que el problema de ellos en general es de un orden médico-psicológico profundo, que les impide resolver, lo que no son otra cosa que los efectos de esa causa madre, como lo es el odio a la riqueza e incluso de sentenciar, que los chilenos prefieren “es la pobreza”. Utilizando, incluso como muletilla palabras del mismo Pontífice, manipulando y mutilando la máxima, como si fuera de la autoría Papal, como aquella que dijo: ”Que el dinero, es el excremento del diablo” siendo en realidad otro su verdadero contexto.  

¿Por qué pretenden crear esa imagen bipolar, al gentilicio chileno? Y -si en un supuesto negado- hubiera un justo desprecio no a la riqueza, sino más bien a la gente que ha hecho del trabajador un objeto desconocido, en donde han sido violados sus derechos por leyes obsoletas e ilegitimas; ¿sería censurable, tal postura?

Si nada ni nadie puede detener la historia, sea para bien o para mal, porque es ella siempre -a la mano- de la idiosincrasia del pueblo, la que a toda costa marcara su mejor o peor destino. Entonces, objetar, y fundamentar con un simple criterio aislado, como es lo psicológico, es denegar a per-se lo sociopolítico, que forma parte indefectible de su esencia ciudadana, y por tanto tratase de un error peligroso y de suma gravedad.

¿Qué quieren, o pretenden con tales epítetos?

Los chilenos lo que quieren es su justa comodidad y, sobre todas las cosas, el afecto o amor ciudadano, al igual que el respeto inalienable de sus derechos humanos anhelados por décadas.

Que la Dictadura y el Golpe dejó una huella de profunda disconformidad política, eso no es secreto, pero no es por asco o animadversión a la riqueza, sino por el ansia pretérita e incondicional del respeto a las minorías, que es esa o -aquella masa olvidada- que exige presencia, o su lugar privilegiado como pueblo también y que sea adecuada a derecho, sin límites o discriminación a condición, sexo, clero y religión.

Como saben, soy inmigrante abogado, -dándome a la tarea de conocer su historia- y sostengo que aquella masa olvidada. Ostenta solo, un estatus no de riqueza; sino de satisfacción a sus necesidades elementales, que en suma es el respeto digno a sus derechos humanos y entre esos esta’ -reitero- al amor y a la solidaridad ciudadana.

Hacer ver que el chileno es un sujeto que odia la riqueza, es de un desconocimiento de su cultura, y si criticar la riqueza o la abundancia mal habida por seres poderosos que no aceptan la realidad de su país, eso jamás será censurable, y otrora, pensar lo contrario, o no admitirlo también sería de mediocres.

¡Hoy en día el socialismo y, el capitalismo, no deben de estar confrontados, deben abogar por lo mismo y no por una utópica democracia, sino por un humanismo, con objetivos y proyectos convincentes, que sean factibles, y no excluyentes!

Y como país del tercer mundo en miras de un desarrollo constante, estamos conscientes que existen flaquezas, debilidades notables como el retardo procesal, además de la corrupción que prela en los jueces, no solo en ese Poder, sino también en los otros, como sabemos –reitero- la historia de cada país en el mundo reclama sus espacios, reformando sus Constituciones y Leyes por su vetustez o anacrónico evidente, y a su realidad retaliativa y resiliente, que eso a futuro será el producto inveterado de la misma concepción política, no sesgada también de un Poder Legislativo tornado de bufo y perezoso, porque la dispersión -infecunda- en hojarascas de sombras será de una vanguardia absurda y obsoleta, de ser lo contrario estarían como arando en el Pacifico Mar!!

Sé, y lo confieso, no tengo mandato jurídico alguno, que contenga estas facultades de descargo, -pero como ciudadano si- que hoy interpongo, porque todas aquellas teorías e hipótesis, en la praxis se irán derrumbando por la investigación sapiente de lo cuántico hacia lo humano, y a la ética política – que está en emergencia- que con aditivos burocráticos siempre será, ¡¡superflua y condenable!!

Lo sano y puro para una nación políticamente organizada y su pueblo, es la lealtad de sus gobernantes, y lo transcendental de un gobierno está es allí. Cuando un Presidente elegido por su pueblo, al empoderarse de su cargo jura cumplir la Constitución y las leyes, debe permanecer constantemente en la expectativa, e ir siempre fortaleciendo con ponderación su envestidura, en búsqueda del equilibrio que su pueblo exige y por encima de todo lo demás, consagrándose enteramente al amor, velando y protegiendo su riqueza material al igual que la espiritual, siendo esta última la peor de las carencias de toda la humanidad.