
Por Judy Tunjano.
Abogada, Máster en Derecho de la Empresa (PUC), Máster Compliance Officer (UCM) y directora de Vive Compliance Magazine. Embajadora LWYR para Centroamérica.
En las tierras donde el sol besa con ardor las montañas de los Andes, donde los vientos danzan con la esperanza de la libertad, y donde cada septiembre se despiertan los corazones al ritmo de la historia, reposan los lazos que me unen a una tierra que llamé hogar por diecisiete años. Chile, una nación que no solo adopté, sino que acogí en lo profundo de mi ser, enraizando sus colinas y ríos en el alma misma de la existencia. De nacionalidad chilena me hice, y mis amados hijos, como frutos del amor y el tiempo, llevan en sus ojos el reflejo de este hermoso país.
Las fiestas patrias en el mes de septiembre, ese tiempo en que los campos se visten de colores y las plazas resuenan con la risa y la alegría de la gente, son un tributo a la historia de una nación que ha sabido forjar su identidad con tenacidad y valentía. En este rincón de la tierra, la memoria de la independencia late como un corazón eterno, y en cada cueca bailada, en cada empanada compartida, se rinde honor a los sacrificios de quienes anhelaron y consiguieron un Chile libre.
Cómo olvidar los días en Santiago, cuando la cordillera de los Andes con sus nieves perpetuas, se alzaba majestuosa en el horizonte. Desde cada rincón de la ciudad, la imponente presencia de las montañas recuerda la grandeza de la naturaleza y la fortaleza que también anida en el espíritu de los chilenos. Esas nieves son como las páginas de un libro, contando historias antiguas y mirando hacia un futuro lleno de posibilidades.
Pero no solo la naturaleza es digna de admiración en esta tierra, también las bases que han sostenido su desarrollo y crecimiento. La solidez del sistema jurídico y las instituciones públicas en Chile son un pilar fundamental que ha permitido que esta nación alcance un estatus de orden y progreso sostenido. La justicia y la equidad que emanan de estas instituciones son el cimiento sobre el cual los sueños de los chilenos se erigen.
Desde mi experiencia como habitante y amante de Chile, he sido testigo de cómo la constancia y la dedicación de su gente han construido un país donde las leyes son respetadas y las instituciones funcionan con la firmeza de un viento patagónico. La independencia judicial y la transparencia institucional son valores que se entrelazan con la historia misma, forjando un compromiso con la verdad y la justicia que resuena como un eco a través de los años.
La democracia chilena se presenta como un sistema arraigado y resiliente, con una historia que refleja la persistencia y aspiraciones de su pueblo. Sus bases tienen su origen en la lucha histórica por la justicia y la participación ciudadana, y su evolución ha sido moldeada por los desafíos y triunfos que ha enfrentado la nación a lo largo de los años. Mediante un sistema político que promueve la diversidad y respeta los derechos fundamentales, la democracia en Chile actúa como un faro orientador hacia un futuro en el que la voz de la población continúa siendo un impulsor central de cambio y progreso. Su solidez deriva de la determinación de los ciudadanos y su inquebrantable compromiso con los principios que la sustentan, convirtiendo a Chile en un ejemplo concreto de cómo la democracia puede arraigar y prosperar en el corazón de un pueblo.
Dentro del contexto latinoamericano, Chile emerge como un referente de integridad y excelencia. De manera consistente, figura como uno de los menos afectados por la corrupción en la región en el Índice de Percepción de la Corrupción que presenta anualmente Transparencia Internacional. Además, su proyección internacional destaca en términos de competitividad, ocupando posiciones destacadas en mediciones que evalúan la solidez económica y la innovación empresarial. En el ámbito educativo, Chile se distingue por un sistema que sobresale en América Latina, formando individuos talentosos y empoderados, listos para liderar no solo en su región, sino a nivel global.
La seguridad en Chile refleja un continuo esfuerzo por mantener un entorno tranquilo y ordenado para sus ciudadanos. A pesar de los desafíos inherentes a cualquier sociedad, el país ha demostrado un compromiso firme con la preservación del bienestar y la integridad de sus habitantes. A través de políticas de seguridad implementadas con rigor y una colaboración estrecha entre instituciones gubernamentales y la comunidad, Chile busca mitigar amenazas y promover la convivencia pacífica. Aunque persisten retos en ciertas áreas, el pueblo chileno trabaja incansablemente para fortalecer su tejido social y garantizar un ambiente seguro en el que sus ciudadanos puedan prosperar y disfrutar de una vida plena. En cada rincón de ese país, en cada vista de la cordillera, en cada sonrisa durante las fiestas patrias, encuentro un fragmento de mi corazón que permanece allí, vinculado con los hilos del tiempo y el afecto. Chile, mi segunda patria, sigue presente en mis palabras y en mis recuerdos.