Tres abogadas abordan los prejuicios de la profesión

  • Las abogadas Aurora Jerez, Carolina Gutiérrez y Soledad Saavedra analizan la situación actual de la mujer, tanto en el ejercicio del Derecho como en su distintos roles en la sociedad chilena actual. Y aprovechan la ocasión para modelar una nueva línea de accesorios.

 

Texto: Miguel Angel Cruz, director editorial de LWYR.

Imágenes: Andrés Cabezas, para LWYR.

Accesorios: Josefa Bohemia.

 

La mujer en la actualidad es un puntal de la sociedad y cumple diversos roles en el ámbito privado y público, lo que demuestra su versatilidad y diferentes capacidades. Precisamente para dar cuenta de esas múltiples dimensiones, en esta edición invitamos a tres destacadas abogadas para que relataran sus vivencias personales y laborales en el actual entorno legal chileno, donde -al igual que en otros ámbitos- aún predomina una mirada más bien patriarcal sobre cómo deben ser las cosas.

Ellas son Aurora Jerez (AJ), Carolina Gutiérrez (CG) y Soledad Saavedra (SS), quienes aprovecharon la oportunidad para modelar parte de la colección de accesorios de la marca transandina Josefa Bohemia.

– ¿Cuál es el peor prejuicio que ha escuchado contra las abogadas?

Aurora Jerez.

(AJ) Que para qué estudian tanto si al final se dedican a tener hijos. Yo creo que al ser Chile un país culturalmente muy machista, hay un doble discurso muy potente. Por un lado, si tienes familia y es tu prioridad, entonces no eres muy útil en tu trabajo; no pueden contar contigo, porque estás pensando en otra cosa. Pero, por otro lado, si le das un espacio importante a tu trabajo eres casi una egocéntrica, desnaturalizada, y peor si no tienes hijos. Las mujeres constantemente intentamos validarnos como tales, como mamás y como profesionales, siempre buscando la perfección y el equilibrio, lo que no necesitan hacer los hombres, quienes jamás son cuestionados por si son buenos esposos o buenos padres, por ejemplo. A ningún hombre le preguntan en una entrevista si piensa tener hijos. No es tema para ellos.

(CG) La verdad no he escuchado un prejuicio abierto por la calidad de abogada, pero sí por ser mujer. Cierto menosprecio, sobre todo de colegas mayores. Mencionan que las mujeres abogadas nos dedicamos más a temas “domésticos”, en forma muy peyorativa.

(SS) De nosotras las abogadas escuchamos habitualmente comentarios poco afortunados, en particular si te vistes bien o eres medianamente guapa. Si eso ocurre, entonces has adquirido el “puesto laboral en el que ejerces” por cualquier razón, menos por tus capacidades intelectuales.

– ¿Ha sentido discriminación?

(AJ) Personalmente no he sentido discriminación por ser mujer y, si la hubo, nunca lo noté. Creo que todos los días somos discriminados de una u otra forma, ya sea por nuestra condición social, por nuestra forma de vestir, por nuestra forma de hablar, por nuestro color de pelo, por la comuna donde vivimos, por cuanto pesamos, del colegio o la universidad que salimos, por quienes fueron o no fueron nuestros antepasados. Ser discriminados por el género es lo menos violento que me podría pasar.

Carolina Gutiérrez.

(CG) Sí. Todos los días. Las mujeres tenemos que estar constantemente demostrando cosas, validándonos. Es bien desgastante.

(SS) He sentido de cerca lo que es ser discriminado. Viví mobbing laboral por varios años de parte de unos colegas, todos ellos de universidades estatales. Yo necesitaba el trabajo, por eso resistí estoicamente. Soy separada y tengo una hija, por lo que quedarme sin empleo no era opción.

Me discriminaban fuertemente por provenir del mundo de la “privada”. Yo estudié en la Universidad Andrés Bello, en la mejor época, la de nuestra rectora Mónica Madariaga. Me ignoraban y, cuando tenía un poco más de suerte, se burlaban de mis comentarios o de mis actuaciones procesales.

– ¿Ha vivido el “fuego amigo”? Discriminación o críticas de tus propias “pares”.

(AJ) Sí, lo he vivido, pero nunca me ha preocupado, ya que siempre es producto de inseguridades y miedos. Hay que partir del hecho que las mujeres somos muy críticas de nosotras mismas y somos peores con nuestras pares, somos más complejas en ese aspecto. Hay un cierto grado de competencia que no llega sólo a nivel profesional, sino que abarca hasta niveles más superfluos, como la ropa, la juventud, la familia y la vida social, por ejemplo.

(CG) Si. Pensar distinto es muy complejo. Siempre hay quienes te apuntan por no cumplir con lo que se espera de una “buena madre”, por ejemplo.

(SS) Nunca quise denunciar el mobbing laboral que vivía, porque yo sentía una profunda admiración profesional por la persona de “mi empleador”, y mucha gratitud por haberme dado la oportunidad de trabajar ahí. Pero su equipo de abogados, 95% de ellos de universidades estatales, me hacían la vida imposible. Con el correr de los años llegaron hasta quitarme el saludo, me hacían sentir que no existía. En una oportunidad, celebrando Navidad, pidieron almuerzo, cada uno su menú y no me ofrecieron ni un vaso de agua. Incluso, jugaron al “amigo secreto” dejándome solo a mí, fuera.

Soledad Saavedra.

Me nombraban, entre ellos “La rubia de privada”. Se conseguían las publicaciones en las que aparecía y se mofaban. Mientras más era premiada, peor me iba. Cuando se hacían dinámicas de trabajo en grupo, evitaban hacer dupla conmigo. Era muy doloroso. Nunca me rendí, seguí estudiando y superándome cada día más, porque contaba con la confianza de mi empleador.

A ese empleo, finalmente yo renuncié.

– ¿Le molesta que encasillen al aborto, la violencia, el acoso callejero u otros como temas propios “de la mujer”?

(AJ) No me molesta, pero tampoco creo que estos temas deban estar encasillados como temas propios de la mujer. Son temas que tienen que ver con la sociedad entera, es la sociedad la que con madurez debe tomar estos temas como propios, porque las mujeres no se embarazan solas, no se golpean solas y no se acosan solas. Es una cuestión de cultura, de educación.

(CG) No, no me molesta. Siento que son temas mayoritariamente de mujeres, porque las afectadas somos nosotras principalmente y, por tanto, en la solución se nos debería escuchar a nosotras, más que a nadie. Me molesta si se siente que es un problema nuestro y no se nos escuche para la solución. Eso sí.

(SS) Desde luego. Tanto hombres como mujeres viven a diario diversos tipos de discriminaciones: el acoso callejero, el acoso laboral, sobre todo los extranjeros que trabajan en nuestro país, que no pueden denunciar porque no saben el idioma.

En el tema de violencia, ya es vergonzoso. El sistema de protección no funciona y se conoce solo porque los periodistas cubren exclusivamente femicidios. Hay muchos hombres que viven violencia doméstica, por ejemplo, y nadie se preocupa de esas denuncias, nadie las cubre. País machista.

– Al aparecer modelando collares, ¿considera que pierde seriedad como profesional o teme que la “encasillen” de determinada manera?

Aurora Jerez.

(AJ) Para nada. Ha sido muy entretenido y, como dije alguna vez, soy una de las 100 personas menos influyentes del país, así que no pasa nada.

(CG) No. El que piense eso tiene un problema. Hay quienes me han dicho: “No me presto para eso”. Yo me río, no más. La vida está compuesta por muchos ámbitos, pero algunos se limitan solos, como que en su vida fueran sólo abogados.

(SS) No necesito modelar collares para sentir que me “encasillan” de manera determinada, como podrán darse cuenta.

Me gustó la experiencia del modelaje. Yo soy muy formal, una mujer muy elegante, por lo que me sentí cómoda con esta experiencia.

Además, pierdes seriedad cuando “te abandonas”, es decir, cuando descuidas tu aspecto personal, tu ética profesional, el lenguaje al comunicar tus ideas, cuando tus conocimientos no van de las manos con el dinamismo de las reformas legales, cuando dejas de transmitir seriedad y profesionalismo, es decir, cuando te conduces en la vida como un perfecto amateur en todo orden de cosas.

– Si le dieran 15 minutos con 2 de los candidatos presidenciales, ¿qué le pediría a cada uno de sus elegidos?

(AJ) Como no discrimino, les pediría a ambos lo mismo, que si bien a todos nos evalúan por resultados inmediatos, Chile necesita de políticas públicas y reformas a largo plazo. Están todos tan desesperados por cortar cintas y hacer cambios visibles que al final el resultado no es el óptimo, sumado a la desconfianza que se tienen todos los sectores políticos en que no ejecutarán sus proyectos, que lo que uno escribió con la mano el otro lo borrará con el codo, que se ve poco serio, se ve como que todos protegen sus propios intereses y no los de los habitantes del país.

Carolina Gutiérrez.

Lo otro que les pediría es beneficios tributarios y subvenciones a toda industria, comercio, empresa o cualquier emprendimiento que se ubique fuera de la Región Metropolitana. Entre más alejados, más beneficios. Que instalarse en Santiago sea caro, porque “Santiago no es Chile” y este centralismo es un poco vergonzoso. Esto mismo podría ser aplicado a la educación superior: entre más lejana sea la Universidad, más grande la subvención, más dinero para investigación, para infraestructura, que estudiar en zonas extremas sea atractivo para los estudiantes y académicos.

(CG) A todos les pediría lo mismo. Que se preocupen por la infancia de este país. En eso está la solución a muchos problemas. Aunque eso no les dé réditos políticos inmediatos. Siento que como los resultados de preocuparse por los niños se ve muy a largo plazo, a ningún político le interesa. Y por eso estamos como estamos.

(SS) A ambos, les pediría modificar de una vez y con rudeza el salario mínimo, de manera que éste sea uno que le permita a cada ciudadano de este país llevar una vida digna. Hoy, el gasto mensual del Estado por mantener encerrado a cada delincuente es superior al sueldo mínimo. Impresentable para una sociedad que se dice moderna.

También les pediría modificar la “Ley Chile Compra”, particularmente porque muchos abogados inventan tutelas con tal de aumentar las indemnizaciones de sus demandas. Lo peor es que la presunción de inocencia no vale nada para nuestro sistema laboral, pues en las audiencias de conciliación los jueces, sin examinar ni una prueba, te “proponen” bases de conciliación, incluyendo la tutela…. No puede ser.

– Si su hijo/a le dice “mamá, quiero ser abogado/a”…. ¿qué le diría?

Soledad Saavedra.

(AJ) Mi primera reacción sería NOOOOOOOOOO!!! Pero después de respirar hondo, le diría que cualquier cosa que elija, si lo ama, tiene todo mi apoyo.

(CG) Que sea lo que quiera, pero que sea feliz.

(SS) Ufff. No me lo dice, pero mi hija es una abogada en miniatura: es argumentativa, determinada y conciliadora a sus 9 años. La dejaría si ella lo desea. Su padre y yo somos abogados, lo lleva en la sangre. La orientaría a la litigación, sin duda, pues siento que el ejercicio profesional más completo está ahí.

 

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FICHA TÉCNICA

Nombre: Aurora Jerez Trujillo.

Universidad de egreso: Pontificia Universidad Católica de Chile.

Un/a profesor/a que recuerde: Víctor Vial, profesor de Derecho Civil, jamás me olvidaré de sus clases, lejos las más entretenidas del mundo mundial.

Una abogada a quien admire: todas las abogadas que conozco son dignas de mi admiración, por lo aperradas, por lo diversas, pueden ser más o menos secas en lo profesional, más o menos simpáticas en lo personal, pero cada una es un mundo y todas se merecen mi reconocimiento.

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FICHA TÉCNICA

Nombre: Carolina Gutiérrez Pinto.

Universidad de egreso: Universidad Diego Portales.

Un/a profesor/a que recuerde: Ramón Luco.

Una abogada a quien admire: Andrea Muñoz, Lidia Casas, Leonor Etcheberry… ¡Varias!

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FICHA TÉCNICA

Nombre: Soledad Saavedra Galván.

Universidad de egreso: Universidad Andrés Bello.

Un/a profesor/a que recuerde: Mónica Madariaga, Sergio Villalobos y Luis Lizama.

Una abogada a quien admire: Doña Clara Szczaranski Cerda.

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