“Todos tenemos un espacio y misión que cumplir en el mundo, de manera armónica y simbiótica”

Ha surgido una nueva agrupación llamada Abogadas Líderes, cuyas fundadoras son Cristabel Gálvez Cárdenas y Yanina Marín Avendaño. El colectivo busca reivindicar el rol fundamental de la mujer en la sociedad actual, por lo que -para conocer más en profundidad sus planteamientos- LWYR conversó con ambas.

Texto: Miguel Angel Cruz, director editorial de LWYR

Imágenes: Cedidas

Las temáticas feministas se han estado tomado la pauta de los medios de comunicación en los últimos años. La masiva marcha realizada el pasado 8 de marzo para conmemorar el Día de la Mujer, la denuncia de Carabineros en contra de Las Tesis o el reciente revuelo sobre la muerte de Ámbar Cornejo han impactado a la opinión pública, atrayendo la atención de la ciudadanía sobre este movimiento.

Algunas de esas situaciones tienen aristas jurídicas, las cuales inspiraron a un conjunto de mujeres para dar origen a la agrupación “Abogadas líderes”. Se trata de un colectivo que, según señala el eslogan en su sitio web, están “creando un impacto real en la sociedad, haciendo comunidad”.

Sus fundadoras son Cristabel Gálvez Cárdenas y Yanina Marín Avendaño, ambas egresadas de la Universidad Finis Terrae. Yanina es abogada y Cristabel es licenciada en espera para jurar. La acompañan en esta iniciativa la abogada Francisca Becerra, entre otras, las que en su conjunto ya suman 32 integrantes.

Para conocer más sobre sus objetivos y mirada actual del movimiento en Chile, LWYR entrevistó a sus dos fundadoras.

– ¿Qué opinan del actual movimiento feminista?

– Entendemos el feminismo como un movimiento que apunta hacia la consecución de equidad de género, donde mujeres y hombres tengamos los mismos derechos y oportunidades en todo ámbito y sentido en la vida. No solo, y aunque especialmente, en lo profesional.

Para lograr lo anterior, no creemos que sea estrictamente necesario que “muera” o que se “destruya” todo lo que tenga que ver con lo masculino. Nosotras creemos que, en el mundo, todas y todos tenemos un espacio, así como una misión, que podemos ocupar y ejercer de manera armónica como individuos, sin distinción de géneros.

Es cierto que el sistema patriarcal ha sido el sistema imperante a lo largo de toda la historia de la humanidad, es socialmente aceptado y es lo que ha funcionado hasta estas generaciones. No hace muchos años atrás aceptábamos que era lo “normal” que las mujeres se dedicaban al hogar y los maridos al trabajo. Pero nos hemos dado cuenta que, a raíz de ello, se estaban y se están cometiendo muchas injusticias, porque el hombre pensó que tenía un rol más importante que el de la mujer en la sociedad. Sin embargo, esto cambió.

Y porque cambió la forma de ver el mundo, es que, como mujeres, abogadas e integrantes del mundo del Derecho y la justicia, nos quisimos agrupar para demostrar que, tal como hemos dicho, todos tenemos un espacio y misión que cumplir en el mundo, que esto puede ser de manera armónica y simbiótica.

Sin ir más lejos, en Abogadas Líderes trabajamos en conjunto con otras organizaciones que son lideradas por hombres, siempre tenemos el honor de contar con invitados hombres y mujeres, quienes nos aportan con sus conocimientos y su apoyo en esta cruzada que hemos emprendido, que es generar un impacto real en la sociedad, haciendo comunidad y compartiendo todas nuestras experiencias con nuestros colegas.

– ¿Qué proyectos de ley impulsarían para equiparar la cancha para las mujeres?

– Muchos. Hay muchas cosas que mejorar como país y que nos debemos tomar más en serio para que exista equidad de género real en la sociedad. Pero, más allá de proyectos de ley, de los que sin duda hablaremos, tenemos la fuerte convicción de que equiparar la cancha debe ser un acto de unidad y de educación que parte por nosotras mismas.

En primer lugar, y lo más importante, ya tenemos la conciencia de que debemos hacer algo porque las inequidades, desigualdades y las injusticias existen. En segundo lugar, debemos tener conciencia, sobre todo las mujeres, que, aunque existan mil leyes, las que tenemos el mando somos nosotras. Y con esto nos referimos a que la equidad, igualdad y la justicia parten por casa, con la educación que nosotras mismas les inculcamos a nuestros hijos.

¿Cómo voy a salir a abogar por una sociedad más equitativa en los derechos para las mujeres si a mi hijo todavía le enseño que debe buscarse una mujer para que críe a sus hijos y sepa cocinar? ¿Acaso no hay más cualidades y virtudes en una mujer que solo aquellas? ¿Acaso no debe mi hijo encontrar a una mujer fuerte, inteligente, con ambiciones, que lo ame y se complementen mutuamente? La educación es lo más importante.

Respecto de los proyectos de ley, creemos que se deben impulsar iniciativas que terminen con la segmentación entre hombres y mujeres, sobre todo en asuntos laborales. Sabemos que allí es donde se producen mayores discriminaciones a nuestro género: que si está en edad fértil, que con quién va a dejar a los hijos, que si tendrá más hijos, que si está casada o no, etc. Por cierto, que es difícil, o casi imposible, eliminar estas segmentaciones porque a la ley chilena le encanta hacer “distinciones” en categorías de personas. Hombres y mujeres no están eximidos de ello. Por lo que, al contrario, en este país debemos impulsar proyectos que nivelen esta situación.

Un gran ejemplo es la famosa ley de sala cuna. ¿Por qué solo opera si hay mujeres con hijos? ¿Los hombres que tienen hijos? ¿Por qué los sueldos de las mujeres, ocupando el mismo cargo de un hombre, son más bajos? Exceptuando, claro, los cargos públicos debido a que sus sueldos son por grado. ¿Por qué, si las mujeres viven más, se jubilan antes que los hombres y sus pensiones son más bajas?

Proyectos que resuelvan estas preguntas (y muchas más) son los que necesitan toda nuestra atención y de las autoridades, que son las llamadas a proteger y promover la igualdad de género.

– ¿Creen que la pandemia ha afectado la reinserción laboral femenina?

– Por supuesto que ha afectado la vida laboral y profesional de las mujeres. No creemos que es correcto hablar de “reinserción” propiamente tal. Pero, así como ha habido dificultades para entrar al mundo laboral, también hemos tenido conocimiento de que muchas mujeres se han quedado sin trabajo a raíz de la pandemia. Esto nos preocupa como agrupación, puesto que, sumado al confinamiento, provoca que surjan otros problemas asociados o que podríamos llamar “externalidades negativas” de la cuarentena. Una de ellas es que las mujeres vuelven al hogar que comparten con sus parejas, maridos, convivientes, etc., y muchas veces este encierro provocado por la pandemia y la pérdida de trabajo, hace que las mujeres lleguen a depender económicamente del hombre que, en muchos casos, es un agresor en contexto de violencia intrafamiliar. Si bien nos preocupa la inserción femenina en lo laboral, más nos preocupan los daños colaterales que está teniendo la pandemia que produce un “efecto dominó” con el desempleo y la violencia doméstica.