Así de tajante es el abogado, académico e investigador Raúl Campusano Droguett a la hora de analizar la situación global. “Todos los esfuerzos que se hagan en promoción de la paz internacional deben ser alentados. Por eso es importante fortalecer el multilateralismo y el diálogo entre pueblos y culturas. El planeta es uno y debemos aprender a vivir en la diferencia, sobre ciertos acuerdos básicos globales.” ¿Lo que hoy más lo entusiasma? Sus Encuentros de Conversación Ecológica, donde según sus propias palabras: “no se busca llegar a un acuerdo, constituir un movimiento, o redactar un manifiesto”, solo conversar.
Texto: Equipo LWYR.
Imágenes: Cedidas por Raúl Campusano D.
Para el profesor Raúl Campusano, al día de hoy la vida no puede entenderla sin tres factores claves en su ADN profesional y académico: El Derecho, el medio ambiente y la situación internacional. Así de importante es esta combinación, cuyos análisis contemplan dichos elementos como un “mínimo común denominador”.
«La posibilidad de nuevas epidemias globales ya está instalada entre nosotros y COVID 19 nos enseñó nuestras fortalezas y debilidades. Hoy estamos mejor preparados que hace tres años, pero no necesariamente al punto de enfrentar exitosamente una nueva pandemia más contagiosa y letal que la anterior. Qué hacer es la pregunta que debemos hacernos hoy todos. Y las respuestas, nuevamente, deben ser globales. No hay salvación aislada, de espaldas al resto de la humanidad”, señala.
Al conversar con Raúl, él está consciente que los desafíos del Derecho en el año 2022 son diferentes que a los de 20, 10 o, incluso, hace 5 años. Señala que hoy se abren escenarios y posibilidades que hasta la fecha eran territorio de la ciencia ficción y que nos permitirán dar saltos de gigante hacia el futuro. Sin embargo -señala-, ese futuro no será necesariamente luminoso en todos sus aspectos y es por eso que se requiere una ética y una bioética compartida que nos permita navegar en estas aguas hasta ahora desconocidas y respecto de las cuales las respuestas tradicionales parecen no servir. En síntesis, “las respuestas debieran construirse con la participación de todos, a nivel global y por ello la política y el derecho internacional tienen un rol central”, enfatiza.
Le preguntamos igualmente sobre los Encuentros de Conversación Ecológica, un proyecto líder e innovador en cuanto a discusión y conversación pluralista y con altura de miras. “Sentarnos alrededor de una mesa nos permite reconocer a los otros y recordar que todos tenemos una voz y algo que compartir y aprender. Es un ejercicio profundamente democrático y sanador, como lo sabían muy bien los griegos de hace veinticinco siglos. La conversación es un acto de civilización frente a la brutalidad, ignorancia, violencia, y autoritarismo, de los bárbaros destructores. La conversación es vida frente al Tánatos y Keres. La conversación es el Kairós que nos abre puertas y ventanas donde no sabíamos que existían”.
– ¿Cómo y cuando surge su interés por el Derecho -primero- y por la regulación medioambiental posteriormente?
– Creo que primero aparece la naturaleza, los bosque, las montañas, la brisa, los animales, el mar…., luego el derecho. Recuerdo largas caminatas y recuerdo largos libros. El derecho fue el espacio de acogida para seguir leyendo, y luego, de pronto, todo converge y cobra sentido. El tercer elemento fue lo internacional y con ello queda sellada la alianza. Me interesa la naturaleza, la sociedad internacional y el futuro.
Estimo que estamos viviendo tiempos de rápidos y acerados cambios. Estas tendencias tienen expresiones luminosas y también expresiones obscuras. Parafraseando al escritor Inglés, pienso que estamos viviendo en el mejor de los tiempos y en el peor de los tiempos. Nunca antes habíamos gozado de tantas posibilidades, conocimiento y bienestar; y, sin embargo, vemos anomia, miseria, populismo, ignorancia, destrucción, y barbarie por doquier. ¿Cómo es eso posible? Me interesa pensar en estos temas y me atrae imaginar un mundo en paz y armonía, en alianza con la naturaleza y en pertenencia en ella, y que nos permita avanzar exitosamente en el futuro que se aproxima, disfrutando de sus infinitas promesas y posibilidades, sorteando al mismo tiempo las trampas y peligros que también nos acechan.
Mi formación académica, tanto en Estados Unidos como en Europa, se estructura en relaciones internacionales, derecho internacional y derecho internacional del medio ambiente. Esta es mi base, mi historia, y mi lugar desde donde puedo interpretar y hacer. Ahora bien, desde hace ya algunas décadas, la forma de expresarme y mi praxis, es la academia. Mi domicilio es la Universidad del Desarrollo y mi interés ha ido dirigiéndose a teoría ecológica y reflexiones sobre el futuro. Me gusta enseñar y escribir. Tenemos un programa de Magister en Derecho Ambiental en el que he encontrado, entre sus alumnos, graduados y profesores, a amigos entrañables y compañeros de ruta. Estamos preparando la versión número catorce del magíster, por lo que el grupo ya es bastante grande. Desde aquí, y con estos colegas de vida, con estos amigos, soy.
– Chile y la protección normativa medioambiental: ¿Es verdad que debemos sentirnos orgullosos de nuestros avances o es que todavía queda mucho por hacer?
– Ambas afirmaciones son correctas: debemos sentirnos orgullosos de nuestros avances y todavía queda mucho por hacer. Es impresionante observar el largo camino recorrido en estas últimas tres décadas, desde la entrada en vigencia de la Ley de bases Generales del Medio Ambiente en 1994. La Universidad de Yale publica un índice de performance ambiental por país y el nuestro tiende a estar en una posición relativamente buena, ciertamente entre los mejores de la región. Ese posicionamiento da cuenta de lo mucho que hemos avanzando.
Al mismo tiempo, no es difícil observar lo inmenso de los desafíos ambientales que tenemos por delante y lo mucho que tenemos que hacer. Hoy, tenemos políticas, leyes, institucionalidad, un cierto objetivo en algunos aspectos sobre medio ambiente. Sin embargo, en cada una de las categorías señaladas se puede observar la acuciante necesidad de mejorar significativamente.
Tal vez el primer paso que se requiere es una ciudadanía que tenga conocimiento y conciencia de ecología y altos estándares éticos y una praxis acorde. Junto con los derechos, debe haber conciencia y práctica de deberes, de responsabilidades, límites, e incluso, en algunas ocasiones (y a pesar de los derechos) de renuncia. Con esta base, las políticas, las leyes y la institucionalidad se iluminarán y podrán cumplir su cometido. Sin ello, ni las políticas, leyes e institucionalidad servirán de mucho.
Por cierto, no existe consenso sobre el qué hacer en materia ambiental. Algunos quieren hacernos creer que hay claridad de ruta y simplemente habría que sumarse a la cruzada. Pero eso no es así. Hay insumos científicos, doctrinas, escuelas, creencias, sin duda. Sin embargo, al final del día el camino puede ser impuesto, autoritario, dogmático, o democrático. Y si se cree en el camino democrático, necesariamente se sigue la convicción en la legitimidad de diversas cosmovisiones y que se resuelven como opera la democracia, no por imposición, sino que por acuerdos entre distintos.
Por ejemplo, estamos hoy en un debate sobre derechos de la naturaleza y derechos animales. Lo que propongo es que no hay solo una aproximación correcta o verdadera. De la misma forma, las respuestas y acciones pueden ser distintas dependiendo de la disciplina que formule la pregunta. No sabemos que quiere la naturaleza, no conocemos su voluntad. Tal vez ni siquiera hemos llegado a comprenderla, a entender su ethos. Cómo podríamos entonces, pretender representarla, hablar en su nombre? Hay hubris en ese empeño. Se parece a tantas historias en que aparecían hombres que nos decían que representaban a dios, que hablaban en su nombre y que conocían su voluntad. La naturaleza es misterio, es el velo de Isis, es la frase de Heráclito. Cuando todo pase, como dijeron las brujas del hombre de Stratford, allí estará la naturaleza.
– En relación con la institucionalidad medioambiental ¿considera eficiente una administración potente o que el Estado se enfoque más en fiscalizar que en regular?
– No tengo una respuesta a esa pregunta. Veo esa discusión a diario y creo que hay algo bizantino en ella, algo de debate escolástico y de esas discusiones que uno encuentra en los reinos que conocimos por Swift. ¿La fórmula? No lo sé, pero sí sé que lo haremos mejor si somos más inteligentes, más trabajadores, más amables, más tolerantes, más estéticos, y más éticos. La estupidez, la flojera, la agresividad, el fanatismo, la vulgaridad, y la falta de ética, nos hace mucho daño. Creo que este tema define y decide más que el rol del estado frente al medio ambiente.
Dicho lo anterior, creo que el desafío ambiental requiere políticas, leyes, regulaciones, institucionalidad, y fiscalización. Claramente el estado tiene un rol importante y necesario. Conozco a numerosos funcionarios públicos del sector ambiental, en sus diversas instituciones, que realizan un excelente trabajo, con altos estándares, éticos, profesionales, y de manera eficiente. Conozco numerosas empresas que hacen los mismo. Y sin embargo, también hay de los otros en ambos sectores. Por eso, estando bien lo estructural, creo que hay que poner acento en la educación (en lo técnico y en lo valórico que al final devienen en convergencias necesarias).
Un elemento clave en esta reflexión es la variable internacional. Chile no se encuentras en el vacío, sino que es parte de la comunidad internacional y por eso es crucial que fortalezca su participación internacional bilateral y multilateral. Debemos estar en las reflexiones, en los debates, en las discusiones, y en la toma decisiones. Por eso, Escazú y CPTPP, ambos.
– ¿Qué ejemplo debemos seguir en el Derecho Comparado en lo que a Políticas Públicas medioambientales se refiere?
– Creo que lo primero que debiéramos tener presente son los desafíos globales a los que nos vemos enfrentados. Todos estos desafíos tienen relación y efectos directos para el medio ambiente: aceleramiento del cambio climático, posibilidades de conflictos bélicos de distintas magnitudes y características, nuevas epidemias globales, lucha contra la pobreza y la miseria, y expresiones no previstas o no deseadas de la revolución científica y tecnológica en biología e informática. El cambio climático es global por naturaleza y tiene relaciones con numerosos aspectos de la vida contemporánea. La forma de abordarlo requiere una profunda reflexión que considere múltiples aproximaciones que sean eficaces, legítimas, y que consideren las necesidades de la humanidad y el planeta en su conjunto. Y las respuestas y decisiones deben ser globales, planetarias.
En relación con el peligro de la guerra (local, regional o global, y convencional o nuclear, química o biológica), lo primero es observar lo fácil de su posible ocurrencia y lo difícil de ponerle fin. La paz internacional debe seguir siendo un objetivo central y principal de la política y el derecho internacional.
Finalmente, es sencillo observar la tremenda y acelerada revolución científica y tecnológica, particularmente en biología, inteligencia artificial e informática.
– “Encuentros de Conversación Ecológica”: Cuéntenos cómo nacen, cómo se han desarrollado y cómo los proyecta hacia el futuro.
– Un grupo de personas que se reúne a conversar. Los encuentros de conversación ecológica nacen desde la convicción de la importancia de las conversaciones. A través de conversaciones nos presentamos ante el mundo y proponemos nuestras cosmovisiones. A través de conversaciones aprendemos del otro y de los otros. A través de conversaciones nos hacemos ciudadanos de un espacio mayor que nosotros mismos y proponemos vías de acción y acuerdos grandes y pequeños. A través de conversaciones aprendemos tanto sobre temas sustantivos como sobre la forma de relacionarnos entre nosotros. A través de conversaciones aprendemos y ejercitamos el arte de la argumentación y la seducción, como opuestos a la imposición autoritaria y dogmática.
Hemos tenido veintiocho ECEs y en cada uno de ellos hemos reunido a un grupo de personas diversas (en el amplio sentido de la idea de diversidad) a conversar sobre ecología en todas sus variantes y aproximaciones. El objetivo es la experiencia de conversar. No se busca llegar a un acuerdo, constituir un movimiento, o redactar un manifiesto. Cada participante tiene sus propias redes de conversaciones y la nuestra es una expresión más de muchas otras. Es una expresión de fe en el poder y sentido de las conversaciones grupales, como práctica y como estética.
Preguntas cortas
Un profesor/a que lo haya marcado: Tantos. Es una lista larga, larguísima que sigue creciendo. Señalo dos históricos: Robert Johansen, de la Universidad de Notre Dame; y Henk Schermers, de la Universidad de Leiden.
Su lugar preferido para vacacionar en Chile: Todo lugar en que pueda hacer largas caminatas en la naturaleza. Son muchos y cada vez descubro más.
Un destino pendiente: Tantos. Todos los destinos están pendientes. Antártica, si tengo que señalar uno.
Una película de abogados: Rashomon, dirigida magistralmente por Akira Kurosawa y basada en un cuento de Ryunosuke Akutagawa
Un libro a recomendar: Creación, de Gore Vidal; el Sueño de Scipio, de Iain Pears; y El Mago, de John Fowles.