La pandemia cambió la forma de ejercer el Derecho

Así lo atestiguan cuatro representantes del mundo legal chileno. Ellos son Rodrigo Pérez Ossandón, Felipe Besnier Díaz, Mauricio Henríquez y Daniel Román, quienes desde sus propias vivencias delinean el actual y futuro escenario para el ejercicio del Derecho.

Texto: Miguel Ángel Cruz, director editorial de LWYR.

Imágenes: Andrés Cabezas, para LWYR.

Producción de moda: New Man.

La declaración de estado de catástrofe en Chile, con motivo de la pandermia por COVID-19, ha tenido numerosos impactos en los distintos quehaceres de la vida de nuestros compatriotas. El confinamiento forzoso no sólo ha tenido un efecto desde el punto de vista sanitario, sino también ha cambiado las rutinas domésticas, de estudios y, por cierto, del trabajo.

El mundo legal no ha estado ajeno a esta nueva dinámica social, donde tecnologías como la telepresencia y las conexiones en línea han sido las verdaderas protagonistas. Nada sería posible sin ellas en las actuales circunstancias. Sin embargo, su abrupta instalación no ha sido fácil ni ha estado exenta de dificultades.

Para conocer más en detalle este proceso, le preguntamos a cuatro representantes del mundo legal chileno acerca de sus experiencias en esta nueva realidad. Ellos son Rodrigo Pérez Ossandón (RP), subdirector de Relaciones Estudiantiles de la Universidad Técnica Santa María; Felipe Besnier Díaz (FB), oficial de Cumplimiento del Grupo Defensa; Mauricio Henríquez (MH), licenciado en Derecho de la Universidad Andrés Bello; y Daniel Román (DR), alumno de quinto año de Derecho de esa misma casa de estudios.

Rodrigo Pérez Ossandón

Este abogado por la Universidad de los Andes ha visto un cambio relevante en la forma de entregar formación a los futuros abogados.

– ¿Qué beneficios trajo la modalidad online a la vida universitaria?

– Se agilizaron varios procesos en cuanto a gestión, lo que es muy bueno para dar respuestas inmediatas a las consultas y solicitudes de los estudiantes. Se actualizaron contenidos y, sobre todo, metodologías en cuanto a docencia. Los profesores han tenido que adaptarse a las tecnologías necesarias para sacar adelante un año académico tan particular como éste.

Pero lo mejor de todo es, sin duda, que no existen paros ni tomas como las conocíamos. La presencialidad era el refugio de grupos minoritarios que se dedicaban a hacer ruido y a paralizar las actividades académicas, disfrazando las decisiones con una falsa representatividad y democracia con porcentajes de votación inferiores a un 30% o, incluso, un 20%. Hoy, en modalidad online, ese 80% pasivo tiene “el sartén por el mango”, pues tienen la posibilidad de asistir a clases a un clic de distancia. Ya hemos tenido un paro online, el cual fue muy difícil de sostener, pues había casi un 100% de asistencias a las clases remotas.

– ¿Es posible que los abogados puedan vivir sin la «presencialidad?

– Yo creo que sí. De un tiempo a estar parte, incluso previo a la pandemia, ya existían instancias remotas de ciertos trámites. Ahora bien, va a depender probablemente de la especialidad que tan remoto o presencial serán tus gestiones. Sé por varios amigos que las audiencias por Zoom están siendo muy recurrentes. Y, por lo demás, hace 20 años empezamos el tránsito de lo escrito a lo oral y acá seguimos. El 2020 quizás será el año en que empezó el tránsito de lo presencial a lo virtual. Quién sabe.

– ¿Qué aspectos cree que nunca volverán a ser cómo antes?

– El distanciamiento social será algo que llego para quedarse por una temporada larga. Podremos decirle adiós a viejas prácticas como saludar de beso en la mejilla a extraños. Pero lo más importante es que nos daremos cuenta de dos cosas: una es que podemos vivir sin cosas innecesarias que nos hicieron creer que debían ser parte de nuestras vidas y, la otra, es que nunca más dejaremos pasar mucho tiempo de ver y aprovechar a nuestros seres queridos.

Felipe Andrés Besnier Díaz

Este abogado por la Universidad Central, candidato a Magíster en Derecho LLM de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Diplomado en Administración de Contratos, gestión de riesgo, de esa misma casa de estudios, sostiene que ha notado una recarga laboral con motivo de la pandemia.

– ¿Cómo ha cambiado el teletrabajo su rutina diaria?

– Sin duda alguna ha existido un cambio, pero no sólo por el teletrabajo, sino que ha sido un complemento entre éste y el confinamiento. El primer mes fue el más complejo, puesto que -como todo proceso del cual no tenemos mucho conocimiento- requería de mayor adaptación: ¿Dónde instalo mi estación de trabajo? ¿Qué silla ocupo? ¿Cómo distribuyo mis responsabilidades laborales con los quehaceres del hogar? Y muchas otras preguntas o inconvenientes, a las que muchos nos hemos visto enfrentado. Debo admitir que, ya transcurridos tres meses desde que estoy con esta modalidad, me he habituado y he logrado conciliar las distintas responsabilidades de mi día a día.

– En su actividad normal, ¿el teletrabajo ha aumentado o disminuido su carga diaria?

– Los primeros dos meses de teletrabajo fueron complejos. Hubo, sin duda, una recarga laboral mayor a la normal, esto debido principalmente a que se debían adaptar muchos procesos internos y externos a esta nueva modalidad de trabajo remoto. Ahora bien, estas últimas semanas hemos logrado retomar compromisos que teníamos anteriores a la pandemia y que habíamos detenido producto de la contingencia sanitaria. No obstante, la existencia de recarga laboral -clave para no caer en incumplimientos o atrasos- es siempre avanzar acorde a la planificación, previendo o anticipándonos a cualquier riesgo que pueda afectar el desarrollo del alcance de cada uno de los proyectos en los que nos encontremos participando.

– Como abogado especialista en compliance, ¿cómo cree que la pandemia encontró a las empresas desde un punto de vista interno: reguladas, preparadas o desprevenidas?

– El compliance, si bien ha tomado fuerza en los últimos años a raíz de la promulgación (o pronta promulgación) de una normativa relativa, por ejemplo, a la responsabilidad penal de la persona jurídica, tratamiento de datos personales o ley de protección al consumidor, no deja de ser todavía un tema muy desconocido para muchas empresas. A raíz de la emergencia sanitaria, la mayoría de las compañías no tenían implementados modelos o planes de cumplimiento que las ayudaran a prevenir o mitigar la ocurrencia de delitos o infracciones cometidos por sus propios trabajadores y con efectos inmediatos sobre la empresa.

Creo que un efecto pospandemia será que observaremos una proliferación de casos de corrupción entre particulares, administración desleal, infracción a las leyes del consumo y, en general, varios otros tipos delictivos o infraccionales que puedan ocasionar graves perjuicios a las empresas. El desafío para las organizaciones está en adoptar planes de prevención, implementando canales de denuncia y entregando garantías (y no represalias) a quienes denuncien estos hechos.

Mauricio Henríquez

Este licenciado en Derecho de la Universidad Andrés Bello vislumbra un profundo cambio en la forma de ejercer la profesión en el futuro.

– ¿En qué momento del proceso de «Licenciado» se encuentra y cómo la cuarentena ha afectado su trabajo?

– En estos momentos me encuentro a la espera de poder iniciar el proceso de apertura de expediente ante la Corte Suprema. Actualmente estoy dedicado al ámbito político de la profesión, en asesoramiento legislativo y coordinación electoral, por lo que la cuarentena ha afectado principalmente el trabajo en terreno. Tenía agendado un recorrido por todas las regiones del país, que tuvo que ser cancelado, y lo cambiamos a videoconferencias, que -si bien son efectivas- no se establece una conexión real con la persona y la región, que es muy importante en política.

– ¿Cómo cree que el ejercicio del Derecho cambiará en el futuro después del COVID-19?

– El futuro del Derecho será interesante. Nos hemos podido dar cuenta que muchas de las tareas que antes creíamos indispensables realizarlas en la oficina, hoy -sin ningún problema- las realizamos desde la casa. No hay duda que la crisis sanitaria viene a modernizar al Derecho y todas aquellas costumbres antiquísimas a las que nos veíamos expuestos a diario. 

– ¿El teletrabajo es más o menos trabajo?

– Más trabajo y más horas de trabajo, pero con más comodidad.

Daniel Román

Este alumno de quinto año de Derecho en la Universidad Andrés Bello comenta sobre la nueva realidad del aprendizaje en línea del alumnado universitario.

– ¿Cómo ha sido el quinto año de Derecho vía online?

– La verdad, creo que nadie espera pasar su último año universitario cursando las asignaturas en modo online, ni mucho menos en confinamiento como ha sido la realidad actual. Pero, a pesar de todo, me he dado cuenta que mientras más pasa el tiempo, tanto profesores como alumnos, nos hemos adecuado de alguna u otra forma a la situación, logrando sacar el mayor provecho a las plataformas y nuevas maneras de abordar los contenidos. Si bien no es la forma en la que preferiría terminar mi etapa universitaria, siento que ha sido bueno poder aprovechar las oportunidades que la tecnología nos proporciona y así poder continuar con nuestros estudios sin atrasar nuestro egreso.

– ¿Cómo han desarrollado la clínica jurídica en modalidad a distancia?

– Respecto a la clínica jurídica puedo decir que ha sido un poco más complejo. El hecho de que los tribunales no estén funcionando con normalidad ha afectado mucho el aprendizaje práctico. Sumado a esto, está el hecho de no poder entrevistar personalmente a los patrocinados y un sinfín de complicaciones. Sin embargo, los profesores se han esmerado en poder entregar los conocimientos de la mejor manera, flexibilizando sus métodos y sus horarios, entregándonos todas las herramientas necesarias para resolver los problemas jurídicos y aconsejándonos de la mejor manera.

Me hubiese gustado poder ir a más audiencias de manera física, pero supongo que ya tendré muchas más oportunidades en el futuro.

– ¿Qué enseñanza cree que nos dejará el haber vivido confinados este año 2020?

– Como estudiantes, la mayor enseñanza es que -a pesar de lo adverso de la situación- siempre es posible seguir adelante y lograr las metas que uno se propone. Como sociedad, creo que son múltiples las enseñanzas, como por ejemplo, la importancia de pasar tiempo en familia, el desarrollo personal, la recreación, el cuidado de la salud y la adaptación de nuevos métodos tecnológicos para relacionarse. Estas enseñanzas son siempre positivas, sobre todo en una sociedad moderna que vive a toda velocidad y no se da tiempo para descansar ni pensar en los pequeños detalles.