- La abogada y sommelier de chocolates Fernanda Bravo entrevista a Rayén Campusano, también abogada y dueña de Liberté Chocolat, sobre sus motivaciones para impulsar este emprendimiento que la llena de orgullo.
Texto: Fernanda Bravo, abogada.
Imágenes: Gentileza de Chocolatería Liberté Chocolat.
El atrevimiento es ley para esta abogada por la Universidad de Chile, quien decidió perseguir sus sueños y romper el paradigma de la tradicionalidad del rubro, haciendo lo que más disfruta: el chocolate.
Su nombre es Rayén Campusano y su brújula es la pasión. En una innovadora apuesta, decidió cambiar sus códigos por espátulas y, a pesar de tener claro que no sería nada fácil avanzar por esta senda, lo dio todo. El resultado fue increíble: bombones exquisitos, versatilidad profesional y una de las chocolaterías más ricas de Santiago.
Conversamos con ella para conocer su Lado B, su experiencia y como fue la transición de abogada a chocolatier.
– ¿Cómo decidiste convertirte de abogada a chocolatera?
– La verdad es que me encanta el Derecho y estudiarlo fue una excelente decisión. Sin embargo, al ejercer, te vas dando cuenta de que existen ciertas desventajas: horarios extenuantes, la dificultad de compatibilizar familia y trabajo, la falta de libertad de crear cosas nuevas.
Comencé a cuestionarme si existía un camino distinto, y apareció el sueño del emprendimiento. Pero no podía ser cualquier cosa, debía ser algo que fuese significativo. Y el chocolate tiene todo el sentido para mí. Marca presencia, trae goce e infunde tranquilidad. ¿Quién no disfruta un buen bombón?
– ¿Hubo alguna reacción de tu entorno, familia y amigos respecto de tu decisión de cambio?
– ¡De todos lados! (ríe) Todos me miraron con cara de horror en algún momento. Me preguntaron ‘por qué’ y ‘cómo´. Hay que tener un carácter fuerte para plantarte frente a las críticas y las dudas de quienes conforman tu círculo, sobre todo cuando vienes de trabajar en un rubro tan tradicional como es el Derecho. Eso lo logras teniendo una convicción firme sobre lo que quieres y sobre las capacidades propias. Las ganas siempre pudieron más que las dudas.
– ¿De donde nace la idea de la chocolatería?
– El cacao siempre me ha traído recuerdos. El irresistible olor de una taza de chocolate caliente preparado con tanto cariño por mi abuela, las barras que traía mi papá de regalo para mi mamá y que me obligaban a ser la ladrona más perspicaz para robar un pedacito, la caja de bombones que compartí con mis amigas cuando estuve triste, y la pausa en la que gozábamos compartiendo una barra mientras estudiábamos para el Examen de Grado. Todo eso es el chocolate para mí.
Después de graduarme, viajé por Europa como mochilera y en Bélgica me maravillé de la variedad de chocolaterías de calidad que llenaban las ciudades. Entonces pensé: “y si creo una chocolatería que sea más cercana a las personas?” Y entonces nació la idea de democratizar el chocolate. En Chile, las chocolaterías de calidad son muchas veces inaccesibles para la gente y pienso que un buen bombón o buen chocolate debe poder ser disfrutado por todos. Así nació Liberté.
– ¿Por qué nombraste tu chocolatería Liberté?
– Porque ese es el espíritu del chocolate que quiero transmitir. Me gusta que las personas que prueban mis bombones logren hacer una pausa en el caos de su día y se detengan a sentir, a disfrutar la experiencia de algo exquisito. Pero también tiene un significado muy personal y es que en el chocolate encontré la libertad para crear, para aprender e inspirarme. Siempre supe que, en algún momento, Liberté me daría esta misma libertad que por años busqué.
– ¿Cuál es tu filosofía de vida?
– Diría que mi motto es hacer feliz a la gente y eso lo logro a través de mi trabajo con el cacao. El chocolate es para mí sinónimo de felicidad. ¿Qué más increíble que trabajar diariamente con él?
– ¿Piensas volver a ejercer como abogada?
– Amo la versatilidad de mi camino actual (pensativa). La emoción de hacer cosas con sentido. Vivo intensamente todo lo que pasa en esa chocolatería. El Derecho es una herramienta que me ayudó a cimentar mi carrera actual. No lo descarto, pero esta es mi otra casa. Gozo, sufro, paso rabia, invento, exploto de emoción con cada desafío o logro que tenemos.
– ¿Bombón o trufa?
– ¡Uf! (ríe indecisa) Por rica, la trufa… por lindo, el bombón. Esa es mi verdad.
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Sobre Fernanda Bravo
Ella es chocolate sommelier y certified chocolate taster con enfoque en categoría «Fino de Aroma».
También es escritora asociada de la revista americana «Chocolate Connoisseur» y abogada.
Usa el análisis sensorial como actividad meditativa y la concientización a través de los sentidos.
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