Este 2024 reconocemos como LWYR del Año a un abogado que ha complementado el ejercicio de la profesión con una destacada trayectoria académica. Doctor en Derecho y profesor universitario, Eduardo Irribarra Sobarzo nos comparte su receta: “La receta tiene un poco de todo: una buena dosis de café, una pizca de insomnio y mucho amor por lo que hago. Desde el inicio, combinar el mundo académico con la práctica profesional fue un desafío que me enseñó a ver la teoría como algo vivo, aplicable a los problemas reales de las personas y las empresas”.
Texto: Equipo LWYR
Imágenes: Andrés Cabezas para LWYR
El año 2024 -sin duda- ha sido un año fructífero para Eduardo Irribarra. Asume como socio líder del área legal de la consultora internacional Auren, consolida su carrera académica como docente de Derecho Tributario en la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez y, además, se ha posicionado como referente de la opinión y actualidad tributaria en su podcast “La hora del Tax” y en su cuenta en redes sociales @elabogadotributario. “¡Más que influencer, prefiero pensar que soy un ‘difusor de impuestos’! O como digo en mi perfil del Instagram y Tik Tok, parafraseando a Virgilio cuando conduce a Dante en la Divina Comedia, un divulgador de los misterios tributarios”.
– Ha tenido una carrera profesional que si bien ha estado marcada por su desarrollo académico -es Doctor en Derecho-, siempre lo ha podido complementar con el ejercicio de la profesión. Muy pocos lo logran y de manera tan exitosa ¿Cuál ha sido su historia?
– Mi historia en este mundo del Derecho comienza a los 23 años, cuando decidí estudiar esta carrera, a pesar de que desde niño mi objetivo era convertirme en instrumentista (flauta traversa) de música clásica. De hecho, durante mi adolescencia y juventud, dediqué gran parte de mi tiempo a esta meta, practicando diariamente con una buena dosis de disciplina y pasión. Recuerdo que algunos amigos músicos me advertían, entre bromas y algo de preocupación, que podría terminar enfrentando una crisis vocacional. Por suerte, esa crisis nunca llegó y ahora puedo disfrutar de la música a pleno, sin que mis manos me piquen por volver a dedicarme a ella de manera profesional.
Idealmente, la academia se enriquece con la práctica, porque -a grandes rasgos- es posible teorizar problemas reales, útiles y concretos; y al revés, la práctica se enriquece con la academia al permitir abordar las cuestiones contingentes con una necesaria distancia y profundidad, sin perder de vista el problema real.
Este equilibrio entre ambos mundos creo haberlo logrado un poco por las circunstancias, pues siempre me interesó la academia, publicar, comunicar y discutir, pero en mis inicios profesionales me fue imposible poder dedicarme de lleno a esto. Fue así como mientras trabajaba en esa época como funcionario del SII, y al terminar mi primer magíster, tomé la decisión de continuar con el doctorado, con la intención de dedicarle una media jornada, y, por ende, programar mis estudios en un lapso de 6 años. Recuerdo que antes de iniciar el doctorado consulté a algunos conocidos qué tal era eso de hacer un doctorado, en una época en que había pocos doctores, y menos aún doctores en tributación. En el SII no había ningún doctor (después se sumaron unos), pero igual quise tomar el desafío.
Y efectivamente fue un gran desafío, pues durante los dos primeros años tuve que asistir a clases los viernes y sábado, y avanzar con lecturas y trabajos durante la semana. Todo ello, en paralelo a mi trabajo y mis clases como profesor de Derecho Tributario en la universidad y también dentro del propio SII. La verdad es que, al mirar hacia atrás, no sé cómo pude hacer todo eso, aunque recuerdo que, a pesar de toda esa vorágine, igual pude ser capaz de apreciar -a ratos- el camino que tomaba y de disfrutarlo. He podido publicar mi libro “La capacidad contributiva y su fundamento económico”, varios capítulos de libros y otro tanto de artículos y papers. Trato de publicar columnas de opinión y asistir a evento de la especialidad en Chile y en otro país. Aunque, si soy sincero, también recuerdo que, en medio de tanto trabajo, las únicas ‘vacaciones’ que tuve fueron los breves descansos entre café y café.
Ahora, no tengo una receta, pero si puedo aconsejar algo que es ser curioso y tomar buenos desafíos y avanzar paso a paso. No todos están llamados a la academia, y eso no te hace menos jurista.
– A propósito de su carrera académica, este mes de diciembre le toma como LWYR del año 2024 y, además, comenzando un nuevo desafío profesional. Cuéntenos de eso.
– ¡Quién diría que los impuestos me llevarían a una portada! Este reconocimiento me honra y me recuerda que cada publicación, cada clase, y cada cliente atendido ha valido la pena. Este 2024 ha sido un año especial: me incorporé como socio en Auren, lo que significa llevar el área legal a un nuevo nivel, con una visión más integral y global. Es emocionante y, al mismo tiempo, una gran responsabilidad.
Por otro lado, recientemente, y luego de años de hacer clases en universidades y centros destacados en temas tributarios, he ganado el cargo de académico de Derecho Tributario en la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez, una institución que se ha posicionado como líder en la formación en tributación en Chile. La UAI ha construido un sólido prestigio gracias a la excelencia de sus programas en pregrado y postgrado, especialmente sus reconocidos Magíster en Dirección y Gestión Tributaria y Magíster en Litigación y Fiscalización Tributaria, que combinan un enfoque práctico y académico de primer nivel. Este nombramiento no sólo representa un orgullo personal, sino también un desafío emocionante: contribuir al desarrollo del conocimiento tributario en un entorno de alta exigencia académica y compromiso con la innovación educativa.
– A nivel profesional, este año se ha integrado como socio de Auren. ¿Cuál es el mayor desafío de llegar a una empresa con una potente marca internacional a liderar el área legal?
– El desafío más grande es el equilibrio entre respetar una marca consolidada e internacional como Auren y aportar tu propio sello. Auren es una consultora que no sólo destaca por ser una firma global con una amplia presencia en más de 15 países asesorando a empresas y personas, sino también por su compromiso con soluciones integrales y personalizadas para sus clientes. Liderar un área tan estratégica como la legal, en un contexto donde la tributación es clave, me permite no sólo aportar mi experiencia, sino también aprender constantemente de un equipo excepcional y de un entorno dinámico y desafiante. Esta sinergia entre Auren y la UAI fortalece mi propósito de conectar la teoría y la práctica, elevando los estándares de lo que significa ser abogado tributario hoy.
– Este año, gracias a usted, el Derecho Tributario se ha masificado -en parte-, gracias a su cuenta en redes sociales @elabogadotributario y al podcast “La hora del Tax”. Cuéntenos por favor de esas experiencias.
– La idea de abrirme paso en redes y crear un podcast con mi socio y gran asesor Pedro Fecci surgió para quitarle ese halo aburrido y técnico al derecho tributario, además con una intención de educar y divulgar un tema a veces “esotérico”, pero que es necesario divulgar. Si con un post logro que alguien diga “mira, ¡esto es útil!”, entonces es misión cumplida. Por otro lado, me da mucha satisfacción que nuestros oyentes sean tanto asesores, contribuyentes como funcionarios del propio SII, pues justamente conversamos con un ánimo docente, respetuoso, pero no por ello crítico. Aunque, lo confieso, me falta aprender a hacer los famosos reels… ¡eso es más complicado que interpretar una norma antielusión!
– Año de reforma tributaria. Fiscalización, repatriación de capitales, una serie de temas en la prensa. ¿Cuál considera que es el eje del objetivo del Ejecutivo y las alertas que se pudieran asomar en la implementación?
– El eje parece ser el control de la informalidad, la elusión, evasión y crimen organizado, pero lo que me preocupa es el “cómo”. Una implementación precipitada o con poca claridad puede generar más problemas que soluciones. La transparencia y el diálogo son clave. Por ejemplo, medidas como la repatriación de capitales son útiles, pero deben tener reglas claras y un enfoque estratégico. Al final del día, el sistema tributario tiene que ser justo y predecible; de lo contrario, nadie estará contento (ni siquiera el Fisco).
Por otro lado, el mayor poder que esta reforma ha entregado al SII constituye un gran desafío para los contribuyentes y el respeto de los derechos de los contribuyentes. Siempre digo a mis alumnos que el Derecho Tributario es un campo interesante para dedicarse profesionalmente y ahora lo es más.
Finalmente, agregaría que se viene una segunda batería de reformas, pensada en facilitarle la vida a las PYMES, destacando un nuevo “monotributo” para emprendedores y nuevos profesionales, que sustituirá a varios impuestos y obligaciones (¡atentos con eso!). Esperemos que, en el aterrizaje de las ideas al papel de la ley, estos objetivos se cumplan. Luego de esta reforma, espero que exista un buen tiempo sin reformas, en beneficio de la estabilidad y seguridad jurídica, y nos concentremos más en mejorar y controlar el gasto público.
– Temas urgentes de resolver a nivel tributario ¿Cuál cree que al día de hoy son las actividades económicas que requieren de mayor fiscalización?
– Las actividades digitales y las transacciones internacionales están en el ojo del huracán. A medida que la economía global avanza, los desafíos para fiscalizar estos sectores también crecen. Sin embargo, el objetivo no debe ser sólo fiscalizar, sino también educar y promover el cumplimiento voluntario. Eso es más efectivo y genera menos resistencias. Toda cultura de cumplimiento debe partir en casa, en los colegios y universidades, y ahí el Estado tiene un gran desafío para acompañar esta labor social.
Preguntas cortas
– ¿Qué admira de las mujeres al ejercer la profesión y qué cree que los hombres no se manejan tanto en ello?
– La capacidad de empatía y escucha. Ellas tienen una habilidad impresionante para conectar y resolver conflictos con un enfoque humano. Nosotros, a veces, nos obsesionamos con los tecnicismos y olvidamos el lado humano de la profesión.
– Si no hubiera sido abogado ¿qué se ve haciendo?
– Chef… ¡Me encanta experimentar en la cocina! En una de ésas me animo a abrir un restaurant de comida italiana, mi favorita. También me hubiera encantado fundar un colegio que reúna personas de diferentes condiciones, con una formación excepcional e integral.
– Una asignatura que falta en las mallas curriculares de Derecho:
– «Comunicación efectiva para abogados». Saber relacionarse, hablar y escribir bien es un arte que debería enseñarse tanto como las leyes. También, negociación y emprendimiento.
– El viaje que tiene pendiente:
– El viaje que tengo pendiente es al Reino Unido. Me encantaría visitar Londres. Gracias a mi profesora de inglés, me he adentrado en la literatura inglesa y esa experiencia ha sido verdaderamente cautivadora. Como dice Shakespeare: «We know what we are but know not what we may be»… y quizás ese viaje sea una manera de descubrirlo.
– Un proyecto para el 2025:
– Avanzar en mi próximo libro que se llamará “De sombreros a vacas: los impuestos más curiosos de la humanidad” (voy en la mitad). Y en un libro sobre Zonas Extremas con Pedro Fecci, que le he prometido a mi gran amigo y profesor Gerardo Escudero de Campvs Tributario.
– Si su hijo le dice “papá, quiero ser abogado”, qué advertencia le daría:
– “Prepárate para leer más que un nerd en Hogwarts y para escuchar muchas frases como ‘¡pero si eso no es justo!’”. Pero también le diría que es una profesión increíblemente gratificante si encuentras tu pasión (¡espero que sea tributarista!).