Conversamos con Agustina Laboreau y Ezequiel Canle Santamaría, autores de la Biblia del Derecho Creativo, una obra donde -a través de ejemplos prácticos, un lenguaje claro, recomendaciones y herramientas- sus autores exploran los desafíos y oportunidades que enfrentan los creadores en la era digital para fomentar la creación artística y cultural, y construir un futuro donde la creatividad sea valorada y protegida.
Texto: Equipo LWYR
Imágenes: Cedidas por Agustina y Ezequiel
Si juntamos a dos abogados apasionados por el arte y la creación, de seguro el resultado será interesante y creativo. Tanto así, que los abogados argentinos Agustina Laboreau y Ezequiel Canle Santamaría son los creadores de la “Biblia del Derecho Creativo”, obra compuesta de tres grandes secciones para conocer, gestionar y comunicar los derechos creativos. La gran novedad: Se encuentra a la venta en dos versiones: La Biblia de tapa dura con planchita de stickers y detalles en dorado —pues es una Biblia—, o bien, la tapa blanda para que la transportes a todos lados.
– Previo al proceso creativo de la “Biblia”, ¿De dónde nace el interés por el Derecho de Autor y la protección de los creadores?
– Agustina: Surge de la fusión de mi amor al arte y a la creatividad, por un lado, y de la toma de conciencia (por tener familiares – hermano y hermana artistas – muy cercanos) de la falta de información y comprensión de esta materia para los hacedores de cultura que tanto beneficio entregan a la sociedad. No tenemos más que remontarnos al período de aislamiento social, obligatorio y preventivo en virtud del COVID, ¿qué hubiera sido de la sociedad sin todo el contenido cultural creado hasta ese momento e incluso el que se creó en tiempo real? Ahí pudimos ver que no hay necesidad de “vivir por amor al arte”, que el arte y la cultura contienen activos altamente relevantes para la economía mundial.
– Ezequiel: Crecí en una familia en dónde el arte era un momento de conexión y disfrute. Mi abuelo era músico y pese a que no llegué a conocerlo, le transmitió a mi madre el amor por la música. Con ella siempre tocábamos la guitarra y cantábamos mucho rock nacional. Participé de coros, teatro y muchas actividades artísticas. Hasta que me tocó elegir una carrera y me incliné por el derecho. Siempre tuve interés en defender causas ajenas y en el derecho encontré una herramienta para hacerlo. Con el correr de los años, mi costado creativo (que estaba apagado) sintió la necesidad de fusionar mis dos pasiones: el derecho y la cultura. Tuve el privilegio de trabajar en políticas públicas culturales y eso me llevó a especializarme en propiedad intelectual e innovación.
– ¿Cómo se conocieron y cuál es la actividad actual de cada uno?
– Nos conocimos en la gestión pública, ambos tenemos una fuerte vocación de servicio, y el flechazo fue instantáneo. Ezequiel formaba parte del equipo del Ministerio de Cultura de la Ciudad, y yo, del equipo legal del Teatro Colón, que, si bien es autárquico, se encuentra bajo su órbita. Fue en una charla justamente de Derecho de Autor que nos conocimos, y yo (Agustina) pude percibir que teníamos la misma pasión por la materia y di el primer paso. Le escribí y le dije “hola, soy la que no paró de hablar en tu charla, estuvo buenísima, sigamos en contacto”. Y desde ese momento, formamos una amistad, una sociedad, un vínculo inquebrantable. Funcionamos muy bien juntos porque somos absolutamente complementarios. En la actualidad, compartimos el ejercicio de la profesión, pero también brindamos capacitaciones a organizaciones culturales y empresas en materia de propiedad intelectual y economía creativa.
– ¿Cómo nace la “Biblia” y cómo fue el resultado de lograr un libro tan poco jurídico en la forma, pero de tan interesante contenido?
– Sorprendentemente, luego de esa primera charla, cuando empezamos a contarnos en qué proyecto estaba cada uno, nos dimos cuenta de que los dos teníamos en carpeta el proyecto de un libro. Tiempo más tarde lo encaramos con la misma convicción: la accesibilidad. Quisimos utilizar distintas herramientas del lenguaje (no sólo lo escrito, apelar a la imagen también) para bajar a tierra y permitir que el sujeto de interés del derecho de autor (artistas y creativos de todas las disciplinas), efectivamente pudiera apropiarse de los conocimientos. Fue un trabajo duro, pero el resultado es espectacular. Creemos que será una herramienta muy valiosa para la comunidad creativa.
– ¿Cuáles creen que son los desafíos más importantes hoy para el Derecho creativo y de autor en general?
– Agustina: El entorno digital sigue siendo un gran desafío para el derecho de autor. En algún punto resulta prioritario buscar formas de flexibilizar usos de las obras que no resulten dañinos, sino que por el contrario favorezcan la circulación cultural y creativa, a la vez que es necesario mayor exigencia hacia plataformas, sociedades de gestión colectiva e intermediarios que lucran desmedidamente con la creatividad ajena, mayor control, transparencia y trazabilidad en la distribución de la explotación económica de las creaciones.
– Ezequiel: Creo que el principal desafío es que los y las artistas puedan incorporar la relevancia que el derecho de autor tiene en el ejercicio de su práctica. Definitivamente, estamos en un momento muy crucial en dónde la normativa se ve aplastada y asfixiada por los avances tecnológicos y las nuevas formas de consumo y producción cultural. Es muy importante y urgente que quiénes formulan políticas públicas y regulan en los parlamentos puedan tomar el tema y traer al derecho de autor, la propiedad intelectual y sobre todo al Derecho Creativo al siglo XXI.
– ¿Qué opinan de la irrupción del Derecho de la Moda? ¿Consideran que ha llegado a un nicho del Derecho de autor que estaba un poco “descuidado” por el ejercicio de la profesión o creen que derechamente es una nueva área que aglutina otras ramas del Derecho?
– Agustina: El Derecho de la Moda es una rama del derecho que se nutre del DDA, pero también de muchas otra. En mi opinión, no es una rama del derecho de autor descuidada, porque muchas veces encontramos creaciones cuya protección funcionaría mejor con propiedad industrial (marcas, modelos y diseños, o patentes), entonces me da la pauta de que no es una subrama de nuestra especialidad. Además, hay cuestiones de derecho ambiental, penal, laboral, entre otras involucradas que hacen de la rama una subespecialidad absolutamente independiente pero interrelacionada.
– Ezequiel: Definitivamente, en mi opinión, el Derecho de la Moda forma parte del derecho creativo. Es esta nueva rama que se alimenta de muchas otras para dar respuesta a las múltiples necesidades que enfrentan las mentes creativas. Si bien es complejo por su amplitud, la moda tiene su espacio de protección en el derecho de autor.
– A propósito de creación de marca ¿Cómo observan la “marca América Latina” en general y la marca Argentina, en particular?
– Agustina: Empezando por casa, lamentablemente la marca país (Argentina) a mi entender está teñida de política, eso hace que pierda distintividad porque cada 4 años hay virajes en su gestión. Por otro lado, desde el punto de vista del consumo, hay una fuertísima tendencia nacionalista, amar al país “está de moda” y me encanta. Desde hace años colecciono escarapelas y las luzco todo el año, me encanta empezar a ver que esa argentinidad se contagia. Me encantaría que la marca país fuera gestionada de forma independiente y apartidaria, por alguna organización independiente.
Algo similar me pasa con la marca América Latina. Sin dudas tenemos el continente más rico (y no sólo por nuestra espectacular gastronomía) del mundo. Realmente tenemos mucha distintividad y me encantaría que pudiéramos trabajar de forma mancomunada para encontrarla, trabajarla y explotarla de forma pacífica y atractiva.
– Ezequiel: En cuanto a la marca Argentina, falta mucho por hacer. En primer lugar, trazar un plan a corto, mediano y largo plazo. En segundo término, como bien dice Agustina correr de lado los intereses temporales de los gobiernos de turno y formular una política pública que permita a emprendedores de todo el país acompañar el trabajo de posicionamiento y explotación. En cuanto a la marca América Latina, creo que estamos siempre en un punto muy complejo. Las discusiones políticas terminan tiñendo el verdadero potencial de la región, pero tengo esperanza de que logremos alinear intereses. Al final del día, siempre somos hermanos latinoamericanos.
Preguntas cortas
- Si no hubiera sido abogado ¿qué se ves haciendo? Agustina: Bailarina. Ezequiel: Actor o Periodista.
- Una asignatura que falta en las mallas curriculares de Derecho: Agustina y Ezequiel: Gestión empresarial (necesitamos aprender cómo gestionar nuestro propio estudio).
- Lo mejor de Argentina: Agustina: La pasión. Ezequiel: El sentido del humor.
- Un proyecto para el 2025: Ambos: Internacionalizar La Biblia del Derecho Creativo.
- Su creador/a fetiche: Agustina: Marta Minujín. Ezequiel: Sebastián Ariel Curi.
Puedes adquirir la Biblia en el siguiente enlace: https://papellimon.com/project/libro-labibliadelderechocreativo/