Modernización tributaria: Justicia tributaria

Por Carolina Zamar Rabajille.

Abogada. Aremi de Hacienda de la 4ta Región. Máster en Derecho de los Negocios Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Miembro de la Asociación Chilena de Derecho Internacional Privado (ADIPRI). Profesora de Derecho Internacional Privado de la Pontificia Universidad Católica. Miembro del Comité técnico de redacción de la ley de Derecho Internacional Privado para Chile. Autora y coautora de artículos de opinión ´como de investigación Jurídica en el ámbito nacional como internacional.

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Una de las preguntas más frecuentes en relación al proyecto de Ley de Modernización Tributaria es: ¿por qué se dice que la modernización tributaria trae justicia tributaria? Porque gracias a la integración que propone, se corregirá una injusticia muy grande que están viviendo miles de emprendedores de clase media y Mipymes.

Ello, porque las modificaciones acordadas en 2014 significaron el pago de un impuesto de 9,45% a miles de emprendedores Mipyme. Por ejemplo, los emprendedores cuyas rentas se ubican en el tramo exento del impuesto a la renta (por ganar menos de $652.766 mensuales) pasaron de pagar 0% a pagar 9,45%. Esto, debido a que sus ingresos provienen de una “renta del capital” (es decir de una “empresa”), en lugar de estar empleados. En cifras concretas, para que se entienda la proporción: una tasa de 9,45% promedio sobre su ingreso es lo que paga un trabajador que gana un salario de $3.975.000 mensuales, más de seis veces el ingreso del emprendedor.

Para que sea aún más tangible lo expuesto, nos colocaremos en un ejemplo real y simple de tres hermanas (Natalia, Carolina y Amalia) que viven en un mismo barrio.

Natalia trabaja en una empresa como psicóloga, tiene contrato de trabajo, pago de cotizaciones previsionales y de salud, con una renta liquida mensual de $3.975.000. Con ese sueldo tiene un alto estándar de vida, viaja con regularidad y suele salir a comer varias veces a la semana. Natalia tiene que pagar un impuesto efectivo a la renta de 9,45%, quedándole al final para su bolsillo al mes $3.599.362.

Carolina es profesora en un colegio. Tiene contrato y gana un sueldo de $644.000. Debido al monto de su sueldo, se encuentra en un tramo que no debe pagar impuesto a la renta. Por lo tanto, le quedan al final para su bolsillo todos los meses esos $644.000 íntegros.

Amalia hace dos años decidió emprender con un negocio propio de venta de comida árabe y, luego de un par de años, pudo contratar a dos personas que colaboraran en su taller. Amalia gana con su negocio $644.000 al mes, lo mismo que Carolina, pero tiene que pagar impuesto a la renta de 9,45%, porque es considerada Pyme y no dependiente (a pesar de que, como se puede dilucidar, su ingreso no pagaría impuesto si fuera dependiente). Por lo tanto, a Amalia le quedan al final para su bolsillo mensualmente $583.142.

Queda en evidencia que el actual sistema es inequitativo, puesto que si ya es injusto que Amalia tenga que pagar impuesto solo por ser emprendedora, aún más injusto es que la tasa de impuesto que pagan Natalia y Amalia sea exactamente la misma: 9,45% a pesar de que Natalia gana seis veces más que Amalia.

La modernización tributaria corrige esta injusticia que viven los emprendedores y las Mipymes por las modificaciones acordadas en 2014. El ser dueño o socio de una empresa se le dio una connotación negativa, que le hace mal al pequeño emprendedor y que lo deja en una posición injusta en que “gana menos, pero paga más”.